BALANCE DEL AÑO BURSÁTIL

La bolsa cierra un mal año y afronta el 2019 entre incertidumbres

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Eduardo López Alonso

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La economía no va mal, pero los inversores desconfían. Ese es el sencillo análisis que impera en corrillos virtuales sobre la desesperanzadora evolución de la bolsa en los últimos 12 meses y las inquietantes previsiones para el 2019. El Ibex 35 cerró el viernes la semana en los 8.493,7 puntos, y quedó pendiente de las últimas decisiones de compraventa del último día del año para confirmar o no un cierre anual por encima o por debajo de los niveles del 2016 y contabilizar el nivel de las pérdidas. Hasta el viernes, un 0,7% semanal de caída y del 15,4% en el año. Triste balance en un contexto de tipos de interés ultrabajos y crecimiento económico destacable. El problema es que para este 2019 que empieza los tipos de interés apuntan a alzas y esa mejora de la economía muestra síntomas de debilidad, según el BCE, por lo que la desconfianza se mantiene.

Las incertidumbres dominaron el devenir de la bolsa española en el último año. Las bajas expectativas de crecimiento, la ralentización económica y las previsibles subidas de tipos por parte del BCE lastran las expectativas bursátiles para este 2019. Pero también es cierto que los precios están bajos, aseguran la mayoría de los analistas, lo que beneficia las inversiones a largo plazo al menos en teoría. 

Para los analistas de BBVA, las perspectivas de crecimiento del PIB para el 2019 no deberían ensombrecer los escasos atisbos de optimismo. Pero admiten también que "los modelos sugieren un riesgo creciente de recesión y los análisis cualitativos indican que los riesgos de tendencia a la baja también están aumentando". La subida de tipos en Europa es una posibilidad que beneficiaría a los bancos pero poco a las bolsas. 

Pocas razones tienen los grandes valores del índice selectivo para estar contentos con el año bursátil. Para algunos analistas, la causa es la amenaza de disrupciones en muchos sectores de gran peso en los índices. Los bancos se adaptan ante la amenaza de las fintech; los gigantes de la distribución comercial tiemblan por los nuevos modelos que impulsa internet; las grandes compañías energéticas tratan de digerir la transción energética; y el sector del automóvil se tambalea ante la implantación de los vehículos eléctricos en unos pocos años. Y ante tanto cambio, escasas expectativas y demasiado riesgo, el dinero más activo parece ser cada vez más esquivo con los mercados de renta variable.

En opinión de José Antonio Cortés, director general de GVC Gaesco Pensiones, los factores que han perturbado a los mercados son básicamente cinco: Las negociaciones comerciales entre China y EEUU y el proteccionismo; el alza de los populismos en Europa; el cambio en las políticas monetarias del BCE y de la Fed (con subidas de tipos), el auge de los nuevos negocios globales; y la implantación de nuevas tecnologías en sectores clave como el automóvil. Para Cortés, sin embargo, "el nivel de riesgo razonable es mucho menor que el que cabría asociar al nivel de incertidumbre que están ocasionando en los mercados".

Los vientos que llegan de EEUU tampoco animan al optimismo aunque se intente quitar hierro a los argumentos más catastrofistas. Joachim Fels, asesor económico Global de la gestora Pimco, calcula que "la probabilidad de que EEUU entre en recesión en los próximos 12 meses es del 30%". Ese porcentaje es para este experto un indicador de que la situación "es más naranja que roja" y que el ciclo de crecimiento no puede darse por acabado todavía.

Los analistas más involucrados con la compraventa diaria de valores insisten en recordar que la bolsa está barata. El informe sobre el balance anual del BME corrobora esa idea. "Ha influido negativamente en el mercado español de acciones el fuerte peso del sector bancario, cuyo índice ha caído más del 22%, en línea con los valores financieros en todo el mundo. Por el contrario, otros subsectores más relacionados con la investigación y las nuevas tecnologías como la Industria Química (27,9%), Energías Renovables (15,3%), Aeroespacial (13,9%) y Electrónica y 'software' (4,3%) han evolucionado de forma positiva, pero su ponderación en el Ibex 35 es menor".

El dato del PER (la ratio precio-beneficio) apoya la afirmación de que la bolsa está barata, ya que en octubre se situaba un 20% por debajo de la media de los últimos 31 años (12,7 veces frente a 15,8), de acuerdo con los datos de MSCI recogidos en el 'Informe de Mercado 2018' de BME. Es decir, se paga un 20% menos por los beneficios de las compañías de lo que históricamente se ha pagado. El mismo informe apunta que el valor contable era un 31% inferior al de la media (1,2 veces frente a 1,8). La caída de esta ratio puede deberse a dos motivos: una descenso de precios o un incremento del valor contable de las empresas. En este caso, los fundamentales aún no se han modificado, por lo que se debe a la caída del precio. El problema es que en gran medida esa ratio refleja también la menor demanda de acciones por la huída de los inversores a otro tipo de activos, desde criptomonedas hasta la inversión directa en nuevas firmas tecnológicas o otro tipo de emprendedurías. 

Un dato que no corrobora esas tesis es que la caída del PER no se produce en general en EEUU. En Wall Street, el PER actual se sitúa en 20,9 veces, ligeramente por encima de su valor de medio, mientras que el valor contable es de 3,2 veces frente a la media de 2,88, según BME.