Modelo de negocio sostenible

La banca ética, una alternativa a la banca tradicional que cada vez usa más gente

Transparencia, responsabilidad social, ética o arraigo local. Estas son algunas de las características de la banca ética, que va más allá de la tradicional: tiene unos fines sociales o medioambientales y se alza como una alternativa

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A. Barbaresi / N. Benito

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En los últimos años, este nuevo actor ha aumentado su presencia y se ha afianzado en el sector financiero. No existe una definición legal de lo que es exactamente, pero en palabras de Juan Garibi Soga, director comercial y de estrategia de Fiare Banca Ética, una de las principales entidades del sector, entre sus cualidades figura “la transparencia y la limitación de los ámbitos de financiación de la entidad, es decir, que solo se financien proyectos que sean social y medioambientalmente positivos y que se publique qué es lo que se hace con el dinero”. La forma jurídica o que no tengan conflictos de interés por la presencia de accionistas son también pistas para identificar a una entidad financiera ética.

Además, muchas suelen aplicar unos criterios éticos a su propia gestión. En el caso de Fiare, “entre nuestras características consideramos muy importantes el trato a la plantilla, no utilizamos ETT, nuestros proveedores son públicos, empleamos energías renovables en nuestros locales e intentamos que no haya tantas diferencias salariales entre quien más y quien menos gana. En los aspectos de gestión procuramos trasladar esta responsabilidad que nosotros pedimos”.

Según datos del último Barómetro de las finanzas éticas, elaborado por la asociación FETS, en 2017 la banca ética contaba con más de 2.100 millones de euros de ahorros depositados. De hecho, el ahorro recogido por las entidades financieras éticas se ha multiplicado por 16,22 en los últimos 10 años. Este repunte, destaca FETS, contrasta con la caída experimentada en el ahorro disponible de las familias. Unas tendencias que, juntas, hablan de un cambio de percepción de los ciudadanos sobre los bancos tradicionales y una búsqueda de alternativas. Actualmente 230.000 personas y empresas o instituciones recurren a estas entidades.

Los catalizadores del crecimiento: la crisis, el público joven...

¿Por qué está creciendo y consolidándose esta opción? David Díaz de Quijano i Barbero, Coordinador de la Asociación Oikocredit Cataluña señala que “hay estudios que apuntan a los millennials como dinamizadores. Influye también la crisis: la gente se empezó a preguntar qué hacen los bancos con nuestro dinero y buscó alternativas”. Por otro lado, ayuda, según este experto, que los proyectos de banca ética hayan crecido y desde 2004, año en que Triodos Bank abrió sucursal en España (aunque se fundó en 1980), se permita la operativa bancaria.

Xavi Teis, responsable de comunicación de Coop57, añade que “el propio modelo bancario ha evidenciado sus carencias y la mala praxis de los bancos tradicionales ha influido”. Garibi coincide al señalar la importancia de “vender o no productos que la gente no necesita, es decir, si metes en tu oferta cosas que no responden a una necesidad objetiva de la población como préstamos para gastos suntuosos, prefinanciación de operaciones de cirugía estética o productos que el cliente no ha demandado al solicitar un producto principal, como seguros de vida asociados a un préstamos hipotecario… Hay determinadas prácticas abusivas en el día a día en donde está muy en juego la ética”.   

Por otro lado, también los límites ecológicos del planeta empiezan a ser más evidentes y hay una mayor concienciación, según Teis.

Distintas formas de banca ética

No todas las firmas permiten operar como un banco. Por ejemplo, Coop57 no es una entidad bancaria regulada, sino que es “una cooperativa de servicios financieros que se enmarca dentro de las finanzas éticas y por tanto estamos bajo la ley de cooperativas. No hablamos de clientes, si no que todas las entidades vinculadas a Coop57 son socias”, explica Xavi Teis.

Este mismo formato es el que tienen Fiare y Oikocredit. Esta última entidad tiene un producto “que hasta ahora no está disponible para el gran público en España. De hecho, nuestra presencia aquí ha sido de representación, orientada a inversores institucionales”, apunta David Díaz de Quijano i Barbero. Sin embargo, 2019 será el año de Oikocredit: empezará a comercializar este producto y podrá acceder a él cualquier persona o institución. “Con el dinero obtenido con este producto se conceden préstamos a empresa éticas de países en vías de desarrollo, que llevan a cabo proyectos de microfinanzas, energías renovables y agricultura sostenible”.

Otra diferencia de Oikocredit es el enfoque geográfico: son más internacionales, aunque la mayoría de bancas éticas tiende a tener un enfoque local, basado en la cercanía y el conocimiento profundo de los proyectos.

El futuro de la banca ética

Pero ¿tiene futuro un negocio como éste en el sistema financiero actual? Los cambios de tendencias de ahorro, el desarrollo de políticas a nivel europeo que potencian negocios hermanos como la inversión responsable y la visión del público más joven, que demanda que su forma de gestionar su dinero refleje sus ideales, hace pensar que sí.

“Diferentes experiencias como la banca ética o los negocios sostenibles están demostrando que es posible incorporar nuestros valores e ideales en nuestras decisiones económicas de compra, ahorro o inversión. Actualmente se están desarrollando nuevos enfoques económicos como el capitalismo sostenible norteamericano, con una perspectiva de beneficio a largo plazo y que tiene en cuenta los recursos disponibles y el bienestar de las personas”, apuntan desde Triodos bank.

Garibi concluye: “El dinero tiene un efecto multiplicador y la gente puede elegir qué multiplica: si lo pone en las asociaciones de barrio, multiplica las asociaciones de barrio. ¿Dónde prefiero poner el dinero? Esa responsabilidad se ha trasladado a las finanzas”. Hay una mayor conciencia de que el lugar donde ponemos nuestro dinero configura la sociedad en la que queremos vivir.