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La OCDE certifica la entrada de la economía mundial en una fase de desaceleración

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría durante la presentación del informe.

El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría durante la presentación del informe. / periodico

Eva Cantón

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El crecimiento de la economía mundial ha tocado techo y entra ahora en una fase de desaceleración donde se acumulan los riesgos. Las guerras comerciales, el proteccionismo, la subida de tipos en Estados Unidos, los desequilibrios de China, el precio del petróleo, la inflación del precio de los activos y la incertidumbre política pueden provocar un aterrizaje del actual ciclo expansivo más brusco de lo esperado.

Es el diagnóstico del último informe sobre Perspectivas económicas presentado este miércoles por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que revisa a la baja su previsión de crecimiento del PIB mundial, que sitúa en el 3,7% este año y el 3,5% en el periodo 2019-2020.

España no escapa a esta tendencia y crecerá a un ritmo menor del esperado en los próximos dos años: un 2,2% en el 2019 –dos décimas menos que el pronosticado el pasado mayo- y un 1,9% en el 2020. Este año, el PIB será el mismo que baraja el Gobierno (2,6%), pero la OCDE rebaja ligeramente las expectativas del Ejecutivo de Pedro Sánchez para el próximo ejercicio, que en el cuadro macroeconómico enviado en octubre a Bruselas hablaba de un crecimiento del 2,3%.

Aunque los fundamentos de la economía española siguen siendo sólidos, el crecimiento depende en gran medida de la demanda interna, que puede verse mermada tanto por la ralentización del comercio mundial y su impacto en las exportaciones como por las turbulencias de los mercados internacionales. Además, un nivel salarial es bajo y un paro aún elevado dificulta el consumo.

El desempleo, más alto que la media de los países de la OCDE, será del 13,8% el año que viene y del 12,5% en el 2020 y el informe pone el acento en la segmentación del mercado laboral, las altas tasas de paro juvenil, el paro de larga duración y la temporalidad de los contratos. “Continuar los esfuerzos para luchar contra el abuso de los contratos temporales es clave para reducir la dualidad del mercado laboral”, indica.

También recomienda al Gobierno ajustarse a los objetivos de consolidación fiscal para reducir la deuda pública, que, según los cálculos de la organización internacional, será del 96,5% del PIB en el 2019 y del 96% en el 2020.

Asimismo, aboga por implementar las reformas estructurales para atajar la fragmentación interna de los mercados y crear economías de escala. Y sugiere mejorar la evaluación de las políticas de innovación nacionales y autonómicas para evitar duplicidades, así como estimular la especialización de las universidades para aumentar la calidad de la innovación.

Desigualdad salarial

Como en el resto de los países industrializados, la recuperación económica y la productividad empresarial no se han traducido en una mejora de los sueldos. La OCDE constata que la desigualdad salarial está ligada al crecimiento de las grandes multinacionales y que el vencedor “se lleva todas las ganancias del juego”. De ahí que insista en la necesidad de un reequilibrio.

La institución pone el acento en las políticas educativas para mejorar la cualificación de los trabajadores y la formación continua. En el caso español, el organismo plantea mejorar la oferta de la educación infantil en el tramo de 0 a 3 años, que facilitará el acceso laboral de las mujeres y la formación de niños en zonas desfavorecidas.

En el contexto actual, marcado por la guerra comercial en la que se han embarcado Estados Unidos y China, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, ha alertado de que el freno a las inversiones mundiales amenaza el empleo y el nivel de vida. “Tenemos que garantizar unas reglas de juego justas pero el proteccionismo no es la solución”, ha dicho durante la presentación del informe.

Gurría avisa igualmente de que si la ralentización es más fuerte de lo previsto hay poco margen para aplicar políticas monetarias en el caso de una nueva recesión. Por eso, es fundamental responder con acciones presupuestarias coordinadas.

“El mensaje está claro: la estabilidad y la mejora de la economía mundial necesitan de una cooperación más estrecha”, ha añadido recordando que el reciente Foro de París por la paz y el centenario del armisticio celebrado el pasado 11 de noviembre fue una llamada de atención sobre las “consecuencias desastrosas de las visiones nacionalistas”.

La OCDE resalta que la recuperación tras la crisis financiera del 2008 no ha ido de la mano de una mejora tangible en el nivel de vida de los ciudadanos. Las desigualdades “amenazan el crecimiento y alimentan el rechazo a la mundialización”, advierte la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone.

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