Examen comunitario

La banca española superaría una nueva crisis con más dificultades que la europea

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M. Jiménez Botías / P. Allendesalazar

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La buena noticia es que los grandes bancos españoles podrían soportar una nueva crisis. La mala, que lo harían con más dificultades que la mayoría de sus competidores europeos. Las principales entidades del país han superado el test de estrés al sector financiero del continente, cuyos resultados ha dado a conocer este viernes la Autoridad Bancaria Europea (EBA) al cierre de los mercados. Aunque este organismo ya no fija un nivel mínimo de capital que deben superar los participantes en un escenario económico hipotético peor que el esperado, en el mercado se ha considerado habitualmente que un ratio de solvencia del 5,5% marca el aprobado. Todas los bancos españoles lo sobrepasan, pero quedan por debajo de la media europea (10,1%).

Las cuatro entidades españolas analizadas, así, no han alcanzado ese umbral promedio: Santander (9,2%), CaixaBank (9,11%), BBVA (8,8%) y Sabadell (7,58%). Bankia quedó excluida de la prueba por su fusión con BMN y el resto de bancos españoles no tienen la dimensión necesaria para estar sometidos a la misma. Los cuatro grupos españoles que sí lo han pasado han registrado unos resultados algo mejor a los registrados hace ahora dos años, en el 2016. Pero están entre los 32 que han obtenido peores resultados de los 48 examinados de 15 países, que representan en torno al 70% del sector bancario europeo. 

Pese a ello, el Banco de España ha sostenido en una nota que las entidades españolas "han mostrado un grado de resistencia considerable, con niveles de capital satisfactorios en el escenario adverso" gracias al saneamiento de sus balances y al incremento de su solvencia frente a exámenes anteriores. Además, ha destacado que la caída media de su capital respecto al nivel inicial en el escenario adverso "es menor a la observada en el conjunto de la muestra europea". Sin embargo, la institución también lleva tiempo advirtiendo al sector de que debe reforzar su capital. La última vez este mismo jueves, en palabras del gobernador, Pablo Hernández de Cos, en el Congreso: "Su nivel es comparativamente menor que el de los sistemas bancarios de la eurozona, lo que subraya la necesidad de que las entidades refuercen sus niveles de capital".

Mejor de lo analizado

El banco español con peor resultado, el Sabadell, ha quedado en la posición 43 de los 48 grupos examinados. Fuentes de la entidad, sin embargo, recuerdan que la fotografía que muestran los tests corresponde a diciembre del 2017 y que desde entonces ha mejorado notablemente su solvencia tras la venta del la filial norteamericana Sabadell United y de sus carteras de créditos dudosos, así como que ya se ha producido la integración del TSB británico, por lo que ha realizado los pagos a Lloyds correspondientes a la integración tecnológica. "La foto actual del banco es mucho mejor, pero aún así aprobamos", han comentado. La entidad destaca que el capital en el peor escenario alcanzaría el 8,2% si se hubiera considerado su situación actual.

Los grupos que han quedado peor parados son los británicos Barclays (6,37%) y Lloyd's (6,8%), los italianos BPM (6,67%) y UBI (7,46%), y el alemán HSH Nordbank (7,07%). Por encima del Sabadell pero también con un nivel justo de capital figuran otras entidades relevantes como las francesas Société Générale (7,61%) y BNP Paribas (8,64%) o la alemana Deutsche Bank (8,14%). Pese a que se esperaba que el sector financiero italiano y alemán quedase mal parado, algunas de sus principales entidades han obtenido mejores notas que las españolas, como las trasalpinas Unicredit (9,34%) e Intesa Sanpaolo (9,66%) y la germana Commerzbank (9,93%).

Escenarios contemplados

Las entidades que han resultado más solventes, por contra, son los de Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Hungría, Holanda, Noruega, Polonia y Suecia. Al contrario que en la mayoría de los anteriores test de estrés, los de este año (los sextos que se realizan desde el 2009) no obligan a los bancos a apotar medidas de forma inmediata para reforzar su capital, al no haber un nivel mínimo exigido. Sin embargo, los resultados va a ser utilizados por el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del Banco Central Europeo (BCE) para fijar los niveles de solvencia individualizados que impone a cada entidad bajo su control (33 de las 48 examinadas, entre ellas todas las españolas).

El escenario adverso que ha contemplado la EBA pasa por una caída del PIB europeo del 1,2% este año, del 2,2% el próximo y un crecimiento del 0,7% en el 2020, lo que supone una desviación conjunta del 8,3% respecto a las previsiones económicas que realizó el BCE el pasado diciembre. Para España, supone un descenso de la economía del 0,3% en el 2018, del 1,5% en el 2019 y una expansión del 1,1% en el 2020. El escenario negativo contepla subidas abruptas y considerables de las primas de riesgo en los mercados financieros globales, que se extenderían a los países europeos y llevarían a un endurecimiento de las condiciones financieras; un bucle de retroalimentación adversa entre la débil rentabilidad bancaria y el bajo crecimiento nominal resultante de la actividad económica en la Unión Europea.

Desafíos estructurales

Esto afectaría, en particular, a los bancos en aquellos países que enfrentan desafíos estructurales en su sector. Contemplan, también las preocupaciones de sostenibilidad de la deuda pública y privada en medio de la posible revisión de las primas de riesgo y el aumento de la incertidumbre política, así como los riesgos de liquidez en el sector financiero no bancario con posibles repercusiones en el sistema financiero más amplio.

Los resultados de las pruebas de resistencia a escala de la UE, muestran que los 33 bancos más grandes supervisados directamente por el Banco Central Europeo (BCE) "han aumentado su capacidad de resistencia a perturbaciones financieras en los dos últimos años", ha expresado el BCE en un comunicado. Pese a que el escenario adverso es más severo que en la prueba de 2016, la ratio media de capital CET1 de las 33 entidades participantes al final del período de tensión de tres años era más elevada, situándose en el 9,9 %, frente al 8,8 % de hace dos años.