INDUSTRIA

Merkel prepara una ley para dificultar la prohibición del diésel en Alemania

El gobierno asegura que la restricción en ciudades poco contaminantes es "desproporcionada" y pide a los fabricantes que asuman el coste de su fraude

Angela Merkel

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Carles Planas Bou

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El gobierno alemán vuelve al rescate del poderoso sector automovilístico. Casi dos semanas después de que Berlín anunciase una prohibición parcial de los vehículos diésel, la canciller alemana Angela Merkel ha prometido poner palos a las ruedas a ese tipo de medidas con una ley que permita a los coches más contaminantes seguir circulando con total normalidad.

Reunida en un acto de campaña electoral en el Estado de Hesse, donde los conservadores se juegan este próximo domingo su mayoría tras hundirse en Baviera, la líder democristiana ha considerado como “desproporcionada” la restricción de los vehículos diésel cuando se da en ciudades donde las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) rebasan de forma marginal los límites impuestos por la legislación medioambiental.

Aunque aún hace falta ver como se concreta ese mensaje de tinte electoralista, la medida afectaría a ciudades como Fráncfort, la principal ciudad de Hesse, donde se registran unos niveles de 57 miligramos de NO2 por metro cúbico, superando el límite establecido de 50. El centro financiero de Alemania es también una de las urbes que ha optado por limitar la circulación de vehículos diésel en la zona céntrica, una medida que entrará en vigor en 2019 y de fuerte peso electoral en la región.

PACTO CON LOS FABRICANTES

En su comparecencia la canciller ha remarcado que los propietarios de los vehículos no deben “sufrir un daño financiero” por la manipulación practicada durante años por gigantes de la industria del automóvil como Volkswagen o Daimler y ha reiterado que es ese sector quien “debe asumir la responsabilidad”.

¿Sin embargo, la posición de Berlín es cuanto menos tibia. El pasado 2 de octubre el gobierno de Merkel acordó junto a la industria automovilística rebajar los límites de las emisiones contaminantes para permitir así a un mayor abanico de coches diésel seguir circulando por las zonas restringidas de 14 grandes ciudades. Una vez más, el ejecutivo evitaba apoyar la restricción de los vehículos diésel, una medida que los grandes fabricantes rechazan. Aunque aceptaron asumir el coste para un Plan Renove que incentive la sustitución de los vehículos manipulados, parte del sector sigue negándose a cambiar los sistemas de hardware fraudulentos instalados en el producto que vendieron a sus clientes.

MÁS PROHIBICIONES

Cada vez son más las ciudades que optan por limitar la circulación de los vehículos de motor diésel en sus áreas más transitadas. El pasado febrero el Tribunal Administrativo de Leipzig abrió la puerta a ampliar esa prohibición en toda Alemania tras dar la razón a las organizaciones ecologistas y declarar que las ciudades podían imponer esa restricción sin necesidad de contar con la aprobación del gobierno federal.

Así, además de Fráncfort, grandes núcleos urbanos como BerlínHamburgo o Stuttgart —sede de los fabricantes Daimler y Porsche— ya han aprobado restricciones parciales de este tipo. Otras ciudades como Aachen o Düsseldorf están estudiando seguir la misma senda.