nueva estrategia contra el fraude

La UE se pone manos a la obra con las criptomonedas

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Silvia Martinez

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Las criptomonedas, con el bitcoin a la cabeza o ethereum, y el ecosistema en el que se mueven las criptodivisas se han convertido en un pequeño quebradero de cabeza para instituciones internacionales y organismos reguladores. Hasta ahora, la Unión Europea (UE) no había considerado necesario promover ningún tipo de regulación específica dado que su volumen global sigue siendo relativamente bajo y no desafían la hegemonía de monedas como el euro o el dólar. Pero su posible uso ilícito para cometer fraude fiscal, blanquear dinero o financiar actividades terroristas, así como las oportunidades que esconde, han convencido a los 28 de analizar todo su potencial y estudiar la posibilidad de adoptar nueva legislación.

“Se han convertido en un fenómeno en los últimos años en el sector de los servicios financieros” y aunque hay “un consenso generalizado de que, en este momento, no suponen un riesgo para la estabilidad de los mercados, los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales han subrayado en numerosas ocasiones que habría que evaluar cuidadosamente los riesgos potenciales”, señaló el gobierno austríaco en un documento de trabajo presentado a los 28 ministros de economía y finanzas de la UE el fin de semnana pasado en un encuentro informal celebrado en Viena.

"Para nosotros se trata de una cuestión de tener reglas más claras para empresas y clientes de forma que puedan ser utilizados como instrumentos financieros no de crear una regulación excesiva", sostuvo el ministro austríaco Hatwig Löger. Austria considera que el mercado de las criptomonedas plantea demasiados interrogantes. Desde el punto de vista de la ciberseguridad, la protección de los consumidores e inversores, la integridad del mercado, la evasión fiscal o la financiación del terrorismo pero también por la falta de transparencia que existe entorno a las empresas dedicadas a captar fondos a través de las ofertas iniciales de monedas (denominados ICOs en inglés) o la falta de instituciones responsables en caso de que usuarios y reguladores detecten irregularidades.

Evaluación de Bruselas

La Comisión Europea comenzó a analizar el mercado de las diferentes criptodivisas la pasada primavera junto con las autoridades de supervisión europeas “para ver si la reglamentación actual sirve o necesitamos presentar nuevas propuestas regulatorias”, explicó el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Domvrovskis. El objetivo de este ejercicio, que Bruselas confía en concluir antes de que termine el año, es dotarse de una cartografía regulatoria de los criptoactivos para responder a las incertidumbres que generan. “Creemos que los criptoactivos han llegado para quedarse” porque “pese a las recientes turbulencias el mercado sigue creciendo”, sostienen en el Ejecutivo.

La UE parte de la base de que la tecnología conocida como blockchain, el sistema que permite a los bitcoins fluir a través de internet, una especie de registro público compartido por millones de ordenadores donde quedan reflejadas todas las transacciones realizadas sin que después puedan modificarse, ofrece muchas oportunidades en términos de innovación. “Podría reducir significativamente los costes de las transacciones” mientras que los ICOs han establecido una forma “efectiva y eficiente de captar capital” -6.000 millones de dólares el año pasado, según Domvrovskis-, señala la presidencia austríaca de la UE que ve en este ámbito un potencial enorme para ayudar “a lograr mercados más dinámicos”, “vías alternativas de financiación para proyectos empresariales innovadores”, y “una mayor integración de los mercados de capitales europeos”.

Un mercado volátil

Según un estudio reciente del Parlamento Europeo las 100 criptomonedas más importantes del mundo tenían a comienzos de 2018 una capitalización de 330.000 millones de dólares mientras que las 1.500 criptomonedas existentes alcanzaron un pico de 728.000 millones. Unas semanas más tarde, sin embargo, la cifra se desplomó hasta los 360.000 millones lo que corrobora la gran volatilidad e inestabilidad de este mercado. Según el think tank BruegelBruegel, en agosto la capitalización había caído ya hasta los 200.000 millones, un 60% inferior a la de enero.