entrevista

Niall Ferguson: "No hemos aprendido casi nada de la crisis"

El prestigioso historiador escocés, profesor en Stanford y Harvard, afirma que la independencia de Catalunya o Escocia carecen de sentido sin una Unión Europea

zentauroepp45006082 ferguson180914133815

zentauroepp45006082 ferguson180914133815 / .45006082

Agustí Sala

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Considerada una de las 100 personas más influyentes del planeta, el historiador Niall Ferguson, profesor en Stanford Harvard (EEUU), impartió esta semana una conferencia en Esade, en Barcelona, y opina que hemos aprendido poco de la crisis. Tras publicar su último libro 'La plaza y la torre' (Debate, 2018) en el que analiza la interacción entre las instituciones jerárquicas, como los estados; y las estructuras horizontales o redes sociales a lo largo de la historia, ultima una actualización de su famosa obra de hace una década 'El triunfo del dinero' (Debate, 2008). Conocer el pasado es una buena manera de intentar evitar errores en el futuro. Y a eso se dedica este profesor que, además, imparte historia en Silicon Valley, donde -bromea- "se creen que la histora comenzó con Hewlett-Packard, o algo más reciente, con la salida a bolsa de Google".  

¿Qué hemos aprendido de la crisis?

No hemos aprendido casi nada, a pesar de 10 años de regulación y debatee sobre la regulación. Aprendimos que los bancos no tenían suficiente capital en el 2008 y se crearon regulaciones sobre requerimientos de capital. Y eso es todo, porque, realmente ¿hemos cambiado la forma en que operan las agencias de calificación, o los bancos centrales, el mercado hipotecario o la forma cómo operan los derivados... Y tampoco hemos cambiado lo que llamo Chimérica, la relación entre EEUU y China, que es realmente la clave. Nos centramos en los bancos y, para ser sincero, no lo hemos solucionado porque los bancos pasan de tener poco capital a tener una pequeña cantidad en relación con su balance. Mi conclusión es que el sistema financiero global no es mucho más estable de lo que era en 2008. Y, de alguna manera, puede ser incluso menos estable. Es bastante preocupante por que, después de 10 años, muchas de las cosas que eran verdad hace 10 años, como que el mundo está muy apalancado y hay una gran cantidad de deuda, siguen siendo ciertas.

¿Nos encaminamos hacia otra crisis?

De alguna manera, la nueva crisis ya está en marcha. Y es una crisis de los mercados emergentes. Probablemente no sea tan grave como la de 1997 porque las economías asiáticas tienen grandes reservas, por lo que son mucho menos vulnerables, pero hay mucha debilidad en América Latina y en África.

¿Y China?

Esa es la gran pregunta. China tiene un nivel de apalancamiento en relación a su economía como el que tenía EEUU hace 10 años. Y además está bajo el ataque de Donald Trump, en formas que son muy preocupantes para los chinos. Hay quienes advierten sobre una crisis en China desde hace más de 10 años y nunca sucede. Pero eso no significa que no vaya a suceder. Miro a China, a su sistema financiero y político y me preocupa que haya un problema financiero que no sepan cómo resolver. Y ciertamente no pueden resolverlo en medio de una guerra comercial. Entonces creo que esa será la gran cuestión de los próximos 10 años.

¿Se puede repetir una crisis como la del 2008?

Estoy bastante seguro de que la próxima crisis financiera no será una crisis de EEUU. Tampoco será una crisis hipotecaria o bancaria porque no hay dos crisis iguales. Además, casi todos nuestros esfuerzos se han dirigido a evitar que la última crisis vuelva a suceder.

Desde la óptica con la que analiza la intereacción entre las redes y las jerarquías, ¿cómo ve el 'procés' en Catalunya?

De entrada es una historia simple de orden político jerárquico castellano desafiado por una red de separatistas. Ese sería el tipo de lectura superficial. Pero creo que en un análisis minucioso, si realmente se hace un análisis de la población de Catalunya, se encuentra una red no separatista y una separatista, pero que no están separados. Lo que es realmente sorprendente para mí es que tenemos una situación muy antigua en Catalunya, un poco como en Escocia. La sociedad está bastante dividida sobre este tema, pero no tanto para que haya dos comunidades separadas. No veo que Catalunya esté muy polarizada. No es como Bosnia, donde las comunidades se separaron y finalmente lucharon entre sí. Realmente no puedo imaginar en Catalunya a los separatistas luchando contra los que no lo son . Y no me lo puedo imaginar en Escocia. Soy cautelosamente optimista y creo que Catalunya y España evitarán los costes de una secesión de la misma manera que Escocia lo evitó, porque no creo que las redes sociales estén tan polarizadas como para lograr la plena secesión.

¿Qué ha de suceder para que se produzca?

Para que ocurra la secesión total, se necesita una gran mayoría de personas. Antes de ser los EEUU había una red social que planteó dejar el dominio británico y solo alrededor del 20% dijeron que no: los leales. Y perdieron. Y todos se fueron. Eso es lo que debes tener para tener una secesión exitosa. Si solo el 50% de las personas en las colonias americanas hubieran estado de acuerdo con George Washington y el 50% hubiera dicho que prefería al rey, no creo que hubiera sucedido. Así que creo que mientras la división sea de 50 a 50 no habrá secesión.

Pero...

Europa tiene que entender que está entre la espada y la pared. La 'espada' es EEUU y la 'pared' es China. En un mundo de gigantes de la tecnología todo lo que Europa puede hacer es regular. Para los europeos buscar una mayor descentralización es un error estratégico. Hay 11 estados miembros europeos con poblaciones de seis millones o menos. Si Catalunya o Escocia se independizaran, podrían ser 12 o 13. Y hay 11 ciudades chinas con una población de más de seis millones. Para los chinos es gracioso imaginar que un país podría ser un estado independiente tan pequeño. Creo que estamos subestimando ligeramente, nosotros como europeos, los peligros de un pequeño estado independiente. La realidad es que la era de la globalización puede estar llegando a su fin y un mundo de proteccionismo, con restricciones a la inmigración, es un mundo peligroso para los estados pequeños.

¿Es imposible, entonces? 

La independencia escocesa y la catalana no tienen sentido si no hay una Unión Europea (UE). Y esta puede no existir en 20 años. Creo que hay una lección importante: todos los que están debatiendo esta cuestión, ya sea en Escocia o Catalunya, deben preguntarse dónde estará el mundo dentro de 20 años. ¿Será un mundo más seguro o más peligroso para los pequeños estados? Mi opinión es que será más peligroso.

¿Existen paralelismos entre la época de la revolución de la imprenta e internet? 

Se necesita retroceder 500 años para comprender nuestro tiempo porque la transformación de la esfera pública por internet, el PC y el teléfono inteligente se asemejan a la transformación de la esfera pública por parte de la imprenta.

Y ¿qué conclusiones extrae?

La primera es que al reducir el coste de las comunicaciones y aumentar su volumen exponencialmente no obtienes necesariamente un mundo más estable. Lutero pensaba que la Reforma mejoraría la cristiandad pero cayó en 30 años de guerras y conflictos religiosos porque las grandes redes tienden a polarizarse. La segunda lección es que cuando se crea una red de comunicación, las 'fake news' viajan más rápido y más lejos que las verdades. Pero no es una novedad porque en el siglo XVI y XVII la imprenta permitió a todo el mundo leer la Biblia, pero a la vez también permitió que hubiera más creencia en las brujas y la brujería.

¿Cuáles son nuestras brujas actuales?

Por ejemplo el sitio web de Infowars, que acaba de ser expulsado de Twitter. La web de Alex Jones es una especie de sitio de la teoría de conspiración. Y lo que es impactante es la cantidad de gente, la gran proporción de estadounidenses, que cree en ello.

¿Hay alguna diferencia entre las redes actuales y las del siglo XVI?

En la actualidad, las redes se mueven por el interés económico, el capitalismo. Tratan de ganar dinero especialmente a través de la publicidad. Eso no era así en la época de la imprenta: los libros, el producto más importante de la revolución de la imprenta, no contenían publicidad y no ganaban dinero de esta manera.

¿Internet no ha contribuido a la igualdad?

Para sorpresa de todo el mundo, internet se ha vuelto altamente centralizada, con unas pocas compañías que controlan enormes cantidades de tráfico, como Facebook o Google.

¿Qué peligros tienen las redes actuales?

En los siglos XVI y XVII tuvimos guerras de religión. Hoy, las diferencias ideológicas se vuelven muy agudas. En EEUU, el lenguaje que se usa en las redes sociales sobre política es sorprendentemente violento. Lo preocupante para mí es que las plataformas de redes sociales, no solo Facebook y Twitter, sino también Youtube son motores de polarización. Incentivan el lenguaje extremo. En la historia de EEUU, y creo que también puede ser cierto en la historia de España, antes de la guerra civil real hay una guerra civil verbal. Y en algún momento eso se convierte en una verdadera guerra civil. En EEUU, la guerra por civil la esclavitud fue precedida por 20 años de debate muy violento. En EEUU hoy veo una guerra civil de palabras. Y me preocupa que esto pueda convertirse en un conflicto real, especialmente dada la cantidad de armas existentes en la sociedad estadounidense. 

¿También en Europa?

Creo que es menos preocupante en Europa occidental. Por otro lado, el populismo podría hacer explotar a la Unión Europea. El proceso de integración europea básicamente se va a detener. Y entonces la desintegración de Europa se convierte en un escenario real. Y en el mundo musulmán y, de hecho, cuando uno mira a Myanmar, en el mundo budista, en realidad ves conflictos que, con Internet, se han intensificado mucho. En Europa, algunas personas subestiman este problema.

¿Alguien no lo ha subestimado?

Los únicos que no lo subestiman son los chinos. Entienden el problema y por eso están estableciendo un control total. Ese es el otro resultado. Parece que no tenemos otra opción: ¿debemos tener un estado de partido único que controla a todos los ciudadanos? Esa no es una gran elección.