política monetaria

El BCE baja la previsión de crecimiento por el menor comercio mundial

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, se dirige a los periodistas, ayer en Fráncfort.

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, se dirige a los periodistas, ayer en Fráncfort.

P. Allendesalazar

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Los problemas que amenazan el comercio mundial comienzan a pasar factura, pero de momento de forma muy ligera. El Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado este jueves su previsión de PIB de la zona euro del 2,1% al 2% para este año y del 1,9% al 1,8% para el próximo debido a la menor contribución de la demanda exterior, mientras que ha dejado inalterada la del 2020 en el 1,7%. Su presidente, Mario Draghi, ha querido mandar un mensaje tranquilizador pese a la "cierta moderación" del crecimiento: la expansión económica sigue adelante con bases "sólidas y amplias". 

Tras una reunión de transición del consejo de gobierno que no ha deparado grandes novedades, el italiano ha sostenido que los riegos a la baja y al alza para la economía siguen "equilibrados", pese a admitir que en los últimos meses ha aumentado la incertidumbre por el incremento del proteccionismo, los problemas de algunos países emergentes (Turquía y Argentina), y el aumento de la volatilidad en los mercados financieros.

La única sopresa

"Lo más parecido a una sorpresa en esta reunión ha sido lo poco que ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento y el mantenimiento sin cambios de las de inflación, a pesar de la subida del precio del petróleo", ha apuntado el servicio de estudios de Bankia. Draghi, precisamente, ha admitido que las previsiones de su institución solo tienen en cuenta las medidas proteccionistas ya aprobadas a raíz de las subidas de aranceles iniciadas por Estados Unidos, con lo que queda por ver el efecto total que tendrán las anunciadas y el impacto que tendrán en la confianza de los agentes económicos.

En cambio, ha restado importancia a los problemas de Turquía y Argentina, ya que no se han contagiado a otros países; ha señalado que es pronto para saber hasta que punto la retirada de las medidas extraordinarias de liquidez de los bancos centrales provocará volatilidad en los mercados financieros; y se ha mostrado confiado en que Italia cumpla sus compromisos fiscales. Además, ha destacado que, frente a estos tres riesgos de menor crecimiento, hay otros factores que han soprendido al alza, particularmente la mejora del empleo y los sueldos, así como una política fiscal más expansiva de lo esperado en algunos países europeos.  

Sin cambios

El BCE ha decidido, además, mantener los tipos de interés oficiales en los niveles mínimos históricos en que llevan instalados desde marzo del 2016. El precio oficial del dinero seguirá en el 0%, mientras que la facilidad marginal de crédito (el dinero que cobra a los bancos por prestarles) se mantendrá el 0,25% y la facilidad de depósito (el dinero con que remunera a los bancos por guardarles el dinero) permanecerá en el -0,40% (es decir, que les cobra en lugar de pagarles).

Los analistas daban por descontada esta decisión. De hecho, no esperan cambios en este campo de la política monetaria al menos hasta la segunda mitad del año que viene, después de que el BCE anunciase en junio que la posible subida de tipos no sucederá "hasta al menos durante el verano del 2019", un mensaje que ha reiterado este jueves, "y en todo caso durante el tiempo necesario para asegurar la continuación de la convergencia sostenida de la inflación hacia niveles inferiores, aunque próximos, al 2 % a medio plazo". Algunos expertos estiman que el BCE podría aprobar justo dentro de doce meses un alza de la facilidad de depósito.

Fin de las compras

Tampoco se preveían cambios en el programa de compra de deuda pública y privada para estimular la economía y efectivamente no se han producido. En junio, Draghi también fijó una hoja de ruta al respecto. Las adquisiciones se reducirán de 30.000 a 15.000 millones de euros en octubre y dejarán de producirse en enero. El BCE ha reiterado este jueves, eso sí, que las compras cesarán al cierre de diciembre "siempre que los nuevos datos confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo". 

Precisamente, tampoco ha habido cambios en la previsión de inflación anunciada en junio. Entonces, el BCE la aumentó del 1,4% al 1,7% para este año y el próximo y mantuvo la del 2020 en el 1,7%. Con todo, la preocupación del mercado sigue siendo la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta los precios energéticos y de los productos frescos). Draghi ha asegurado que esta variable seguirá al alza hasta final de año y más allá, mientras que el IPC general se mantendrá en torno al 1,5%.