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Gallegos a la catalana

El presidente de Aega-Cat, Julio Fernández, recela, como otros patronos de origen gallego, de la deriva independentista de la Generalitat

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Agustí Sala

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Excelencia y honestidad. Esos dos términos definen, a juicio de Julio Fernández, al empresario gallego. O, mejor dicho, al gallego-catalán. Muchas historias de éxito han surgido de emprendedores de ese origen, que han forjado su fortuna en Catalunya. 

Y es que el hecho de ser gallego, afirma el fundador de Filmax, "abre puertas" en muchos sitios, en todo el mundo y al más alto nivel. "Contactas con uno, con el otro y se generan vínculos, contactos, amistades", explica. De hecho, el vínculo con lo gallego se ha convertido en algo de lo que se hace gala, no se oculta ni siquiera por parte de quienes provienen de esos orígenes pero ya en segunda o tercera generación, destaca este prototipo de empresario hecho a sí mismo, un 'self-made man' en toda regla y presidente de la Asociación de Empresarios Gallegos de Catalunya (AEGA-Cat) desde el 2002.

Entre este nutrido lobi que se creó en 1982, se encuentran muchos patronos que se han hecho a sí mismos. Hay desde dueños de cadenas de restaurantes, como Moncho Neira, de Moncho's; hasta de cadenas hoteleras, como Amancio López Seijas (Hotusa) o José Antonio Castro, que también está en el negocio inmobiliario (Castro Real Estate, Metropolitan y Hoteles Hesperia) o representantes de sector farmacéutico, como José Luis Díaz Varela (Indukern).

Tienen dos rasgos que les caracterizan: son de origen gallego, pero también se sienten parte de Catalunya, donde convirtieron en realidad sus proyectos. En la actualidad, en muchos casos ven con recelo la tendencia secesionista que ha calado en los partidos que gobiernan la Generalitat. En su último encuentro anual que celebraron en Barcelona, a principios de julio, estuvo presente el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

En su discurso, el político aprovechó para destacar que Galicia y los gallegos "son la prueba de que las identidades múltiples son más poderosas que las uniformes y de que el minifundismo no es bueno". El presidente gallego defendió el patriotismo basado en "afectos, colaboraciones y vínculos" y que no se orienta por "enemistades ficticias".

Los vínculos de este colectivo son tan estrechos que incluso "se puede llegar a prestar mucho dinero sin papeles de por medio", asegura Fernández a la vez que con su sorna habitual admite que "alguno hay que no lo devuelve".

Como muchos otros gallegos de origen, Fernández llegó a Catalunya en 1960, con 13 años. Tras entrar en el negocio de la construcción a temprana edad y crear un pequeño imperio no paró hasta convertirse en el propietario de una de las principales compañías del sector audiovisual, Filmax, y uno de los motores de la industria cinematográfica española.

Después del bache provocado por la crisis no solo económica sino vivida por el propio sector y que le hizo padecer una serie de enfermedades graves, la compañía ha remontado tras reinventarse y adaptarse al nuevo contexto mediante la producción de series, uno de los filones actuales del negocio. Fernández cedió la batuta a una de sus hijas y a su hermanao y él, que pasa largas temporadas en Miami (EEUU), solo realiza alguna producción "como entretenimiento".

Como Fernández, centenares de gallegos se instalaron en Catalunya en los años 50 y 60 y crearon empresas que han contribuido a hacer de la economia castalana lo que es hoy. En la actualidad, ha seguido creciendo este tipo de empresario que no renuncia a sus orígenes gallegos a la vez que defiende su catalanidad, ya que es en esta comunidad donde han creado sus compañías y proyectos. "Yo vine a Catalunya porque admiraba esta tierra, quería prosperar", afirma.  Es por esos motivos que, en algunos casos, como el del fundador de Filmax, que tuvo estrechas y cordiales relaciones con el 'president' Jordi Pujol e incluso con Artur Mas, se sienten incómodos con la deriva independentista que ha tomado la Generalitat.