memoria económica de Catalunya
Alerta ante la crisis educativa en plena revolución tecnológica
Eduardo López Alonso
Periodista.
Trabajo en El Periódico de Catalunya desde 1992, la mayor parte de ese tiempo en la sección de Economía. Ahora, en la sección Panorama que agrupa a Economía, Política e Internacional. Antes estuve en el diario ABC (Economía), Televisión Española (Economía), Grupo Recoletos (gratuitos locales) y en el ámbito de las televisiones locales (realizador). Licenciado en periodismo, diplomado en publicidad, máster de Información de Económica por la UAB y el Col·legi de Periodistas de Catalunya, cursé el doctorado de Económicas en la Universitat de Barcelona, pendiente de tesis doctoral ('Gestión de medios de comunicación en tiempos de crisis'). Autor del libro 'Las prejubilaciones del menosprecio'.
Eduardo López Alonso
Los desajustes entre la formación universitaria y las necesidades del mercado de trabajo no paran de aumentar. Todos los expertos aseguran que sin formación universitaria será difícil encontrar un empleo los próximos años, pero no es menos cierto que la formación ofertada se adapta poco a las necesidades de las empresas. El catedrático de la UPF, José García Montalvo, aseguró este viernes en la presentación de la Memoria Económica de Catalunya que la tradicional acusación de sobreformación que se atribuye al mercado de trabajo español no es cierta y que el nivel de formación en España no es tan alta como suele decirse. El mismo secretario general de la OCDE, Angel Gurría, aseguró en su día que el nivel académico de los adultos españoles con carrera universitaria y posgrado equivale apenas a la formación de los estudiantes de secundaria japoneses. Según datos de esta institución, la mitad de los universitarios aparentemente sobrecualificados no alcanzan el nivel 3 de competencia (de cinco niveles) y el 94% no alcanzan el nivel 4.
"No tiene sentido que los estudiantes sigan escogiendo carreras que no tienen salida laboral", explicó Montalvo, salvo en casos vocacionales muy concretos. En su opinión, esta situación responde directamente a la falta de información existente sobre las salidas laborales de las carreras universitarias que causa "desorientación" entre los estudiantes.
Ante la situación actual, "la revolución tecnológica va a obligar a cambiar los mecanismos para combatir la desigualdad" y "va a comportar pérdidas de puestos de trabajo o de determinadas tareas", opina el catedrático de la UPF.
Sin embargo ese cambio no puede frenarse. "No existe ninguna posibilidad de que las personas mejoren el trabajo de las máquinas, salvo en casos concretos. Debemos mejorar la capacidad para gestionar el trabajo de esas máquinas". Esa falta de adecuación de la formación a las necesidades laborales es un fenómeno internacional. Incluso las universidades privadas han tenido que rebajar sus precios en EEUU (48%), ante la constatación de que la licenciatura no asegura un trabajo, y casi nunca con un salario equivalente a la inversión realizada. La causa es que las empresas han constatado que no ofrecían la formación necesaria.
La idea que hay que contrarrestar es la de que la contratación de un universitario es más un gasto que una inversión y que no compensa el tiempo en las aulas con los recursos necesarios para esa formación.
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