regulación

Las ciudades regulan por su cuenta el alquiler turístico

Barcelona, Palma de Mallorca o Madrid sion algunas de las localidades que se han lanzado a limitar el número de licencias, establecer moratorias o dividir por zonas las localidades

Una pareja pasea por el barrio de la Barceloneta, donde proliferan los pisos turísticos

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Sara Ledo

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Ante el caos regulatorio que existe en España a la hora de hacer frente al alquiler turístico, muchos ayuntamientos han decidido hacer uso de sus competencias de ordenación urbanística para poner orden en el sector a través de la limitación de licencias, el establecimiento de moratorias o mediante la división de sus ciudades en diferentes zonas más o menos permisivas con el nuevo-viejo alquiler vacacional, según el nivel de afectación de este en las distintas áreas. 

Otras ciudades se encuentran en pleno debate sobre cómo regular este tipo de viviendas, como es el caso de Pamplona, localidad que inició a principios de este año la modificación de su normativa urbanística en relación a las viviendas turísticas y que terminará previsiblemente de concretarla después de este verano para proceder después a su implantación. 

Barcelona, pionera en sufrir en sus calles la masificación del alquiler turístico (en el año 2016 contaba con 6.000 pisos turísticos, según datos del ayuntamiento), fue también precursora de una regulación local, con la puesta en marcha, el 6 de marzo del 2017, del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT) basado en el crecimiento cero de este tipo de viviendas.

El PEUAT divide la ciudad por zonas: la zona 1 o casco antiguo no permite nuevas licencias; la zona 2 mantiene el número de plazas, es decir, si alguien da de baja su licencia otro puede entrar en su lugar; la zona 3 permite crear nuevas plazas y ampliar las existentes, y la zona 4, dotada de una regulación propia.

Algo similar pretende hacer Madrid a través del Plan Especial de Implantación de Uso de Hospedaje, presentado como borrador en mayo, con el que quiere dividir la ciudad en 4 zonas.

Además, con este plan la ciudad madrileña plantea la “prohibición total” de cambio de uso residencial a terciario en las áreas 1 y 2 y la de abrir cualquier vivienda turística en edificios residenciales sin entrada independiente, lo que supone “el 95 % de las viviendas”, según dijo entonces el concejal de urbanismo, José Manuel Calvo.

Mientras no se aprueba, la capital mantiene la moratoria iniciada en enero que suspendía durante un año la concesión de licencias turísticas en los principales barrios del centro.

El 27 de marzo entró en vigor en San Sebastián una ordenanza que divide la ciudad en tres: la Parte Vieja o zona saturada; el Centro, Gros y partes de Amara, Egia y el Antiguo, como áreas de alta demanda que solo permiten pisos turísticos en el primer piso; y el resto de la ciudad, donde no hay restricciones de nivel, pero sí se delimitan las actividades económicas a 350 metros cuadrados por bloque.

Ha sido el ayuntamiento que más lejos ha llegado: desde el 1 de julio está prohibido alquilar viviendas para uso turístico en Palma de Mallorca debido a la consideración de toda la ciudad como Zona Única, a excepción de las viviendas unifamiliares (casas aisladas o chalets) siempre que no estén en suelo rústico protegido, las situadas en el entorno del aeropuerto o en áreas de uso no residencial.

La nueva Ley de Turismo de la Comunidad Valenciana, que entra en vigor el próximo 9 de julio, establece la necesidad de pedir un permiso municipal antes de poder inscribir la vivienda en el registro autonómico, lo que para VALENCIA supone poder restringir los pisos turísticos a bajos de edificios y primeras alturas. Además, en el centro de la ciudad no está permitido abrir más hoteles ni apartamentos por saturación.

Bilbao modificó su Plan General de Ordenación Urbana en octubre del 2017 para solo permitir viviendas turísticas en las primeras plantas de edificios residenciales o en plantas superiores siempre que sea debajo de viviendas habituales y con entrada independiente. En el Casco Viejo está permitida una única actividad por edificio (vivienda, habitación, etc), según los planes de rehabilitación de la zona.