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El plazo de venta de Bankia vuelve a estar en cuestión

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, el pasado mes de febrero, en Madrid.

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, el pasado mes de febrero, en Madrid.

Pablo Allendesalazar

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El plazo máximo para privatizar Bankia, fijado en principio para el cierre del 2019, vuelve a estar en el alero debido a la dificultad para recuperar todo o una parte sustancial de los 22.424 millones de euros inyectados a la entidad por su baja cotización en bolsa. Desde el PSOE se defiende que la prioridad debe ser no malvender la entidad, mientras que el banco argumenta que todavía hay tiempo para tomar una decisión. El Ministerio de Economía opta por la prudencia.

La posibilidad lleva tiempo abierta. El Gobierno de Rajoy fijó en el 2012 el plazo en finales del 2017, pero en el 2016 decidió retrasarlo con el argumento de que ello permitiría obtener un mayor retorno de las ayudas públicas. El pasado febrero, el presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Jaime Ponce, aseguró que era una "buena baza" que el Ejecutivo pudiera volver a retrasarlo, y en mayo el entonces ministro de Economía, Román Escolano, apuntó en la misma dirección: "El Gobierno no se siente presionado para vender. El objetivo claro es tener la maximización de estas ayudas y en función de eso tomaremos nuestras decisiones".

El relevo en el Gobierno ha abierto un nuevo escenario. La ministra Nadia Calviño de momento se ha mostrado cauta. "Existe un calendario para su privatización, pero tenemos tiempo: más importante que darse prisa es hacer las cosas bien; el objetivo es maximizar la recuperación de las ayudas públicas", ha asegurado en una entrevista en 'El País'. "Hay tiempo suficiente para tomar una buena decisión", sostienen en su departamento.

Presión electoral

Fuentes socialistas, en cualquier caso, defienden que el Ejecutivo de Rajoy se "apresuró" al vender los dos pequeños paquetes de acciones de los que se deshizo en el 2014 y el pasado diciembre. A los precios de entonces y a los que ahora cotiza el banco no se podrían recuperar las ayudas y lo importante, argumentan, es no volver a "malvender", por lo que dejan abierta la posibilidad de retrasar el plazo de privatización. Eso sí, apoyan al actual equipo gestor y descartan rotundamente convertir Bankia en un banco público permanente, como pretenden Unidos Podemos y los sindicatos.

Un elemento clave va a ser la anunciada intención de Pedro Sánchez de no convocar elecciones hasta el 2020. Si no se cambia el plazo de privatización, es probable que el presidente tuviera que enfrentarse a finales del 2019 a titulares de que el Gobierno ha vendido Bankia con pérdidas millonarias. En contra juega la presión de la Comisión Europea, de la que proviene Calviño, para acelerar la privatización. Pero la norma que fija el plazo es española, no una imposición comunitaria por el rescate europeo a la banca.

Privada e independiente

Sabedor de que el debate está abierto, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha querido fijar esta semana su posición. Así, ha admitido que ahora no es buen momento para continuar con la privatización, pero al tiempo ha defendido que hay tiempo suficiente para volver a cambiar la ley si es necesario. Además, ha dejado claras sus preferencias: "Tenemos que ser oportunistas, no estamos en una situación de agobio de tiempo, pero tampoco nos podemos eternizar".

El deseo del banquero es presidir cuanto antes posible una Bankia privada e independiente. En el banco se sostiene que no está nada claro que atrasar el plazo vaya a reducir la presión de los especuladores bajistas y permitir que suba la acción, con lo que no ven la urgencia de tomar una decisión a la que no ven beneficios claros.