Nueva economía

Barcelona, preparada para la cuarta revolución industrial

Un informe del Centre Econòmic i Social de Barcelona estudia los posibles beneficios y riesgos que afronta la capital catalana en su transición a la industria basada en la inteligencia artifical

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Gabriel Ubieto

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Si la primera revolución industrial tuvo como protagonista la máquina de vapor, la segunda la producción masiva en cadena y la tercera la introducción de la informática y la producción automatizada; la cuarta revolución industrial está llegando de la mano de la inteligencia artificial. Y Barcelona está bien preparada para entrar en ella, tal como se deriva de las conclusiones del último estudio del Centre Econòmic i Social de Barcelona (CESB).

El "Informe sobre la Indústria 4.0 en Barcelona" de esta institución, en la que colaboran diversos actores como patronales, sindicatos o entidades sociales, subraya las "inmensas perspectivas de cambio" que la extensión de la inteligencia artificial puede tener en la economía del área metropolitana de Barcelona, donde actualmente representa el 17% del PIB.

La presidenta del CESB, Marina Subirats, ha destacado el papel del Mobile World Congress, el GameLab o el Big Data Congress como algunas de las plataformas que pueden convertir a Barcelona en un punto de referencia de la cuarta revolución industrial, así como el tejido de investigación de las universidades.

Subirats ha reclamado que la transición hacia la industria 4.0 debe ir de la mano de un cambio a la "sociedad 5.0", es decir, basada en modelos educativos en los que las personas "aprendan toda la vida" y con una "mayor interacción entre el sistema educativo y las empresas".

Los riesgos: la destrucción de empleos y la falta de financiación de las pymes

No obstante, también ha advertido de los riesgos que entraña esta revolución 4.0. El estudio indica que, en un futuro a medio plazo, en Catalunya el 60% de los actuales empleos tendrán al menos el 30% de sus actividades automatizadas. También alerta de que, en base a datos de la OCDE, España es el tercer país de entre las economías más industrializadas con mayor riesgo de automatización de sus empleos.

No todos los actores están igual de preparados para los retos de la industria 4.0, según el estudio del CESB, y las pequeñas y medianas empresas, que suponen el 90% del tejido productivo catalán, corren el riesgo de no contar con el capital suficiente para readaptar sus modelos de negocios a las exigencias de la economía digital.   

La necesidad de plantear un nuevo modelo de relaciones laborales con el que construir un "crecimiento inclusivo" y redistribuir los beneficios asociados a la industria 4.0 es otro punto que destaca el informe, así como el déficit de inversión pública destinada.  

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