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Aeinnova: Recicladores de energía

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Guillem Tapia

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La tecnología no es nueva, pero el producto es disruptivo. Esto es lo que aseguran los fundadores de Aeinnova –una ‘start-up’ con sede en Terrassa que nació como una 'spin-off' de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en el 2014, que están en vías de desarrollar un dispositivo que convierte el calor que se genera durante los procesos industriales en electricidad.

La principal novedad es que el producto de Aeinnova no precisa de cableado ni baterías, y esto supone un ahorro considerable tanto en su fabricación como en el mantenimiento del mismo. Además, se elimina el riesgo asociado a las averías en las baterías, que en entornos fabriles supone un peligro considerable. "Es la tecnología que se usa en las sondas espaciales desde los años 70, así que la eficacia ya está demostrada", comenta David Comellas, consejero delegado de la empresa.

El capital, tanto público como privado, da crédito a la idea. La compañía ha cerrado recientemente una ronda de 1,4 millones de euros de los cuales 650.000 se corresponden a una subvención de la Comisión Europea a través del programa Life y el resto lo ha aportado Banc Sabadell, CXC Renovables y la aceleradora de empresas Innoergy, que ya estaba en el capital.

Anteriormente la compañía ya había recibido una subvención de 200.000 euros del Ministerio de Economía, a través del CDTI, y una inversión de Esada Ban por valor de 225.000 euros. Transcurridas estas dos rondas, los fundadores controlan el 60% de las acciones.  El equipo de Aeinnova está formado por doce personas con Raúl Aragonés, como presidente y cofundador, y Comellas a la cabeza.

Sensores industriales

Comellas confía en facturar medio millón de euros este año. No obstante, estos primeros ingresos procederán de la venta de sensores –también sin cables ni baterías- para medir distintas métricas en las plantas de producción de las industrias. Este producto ha sido bautizado como 'Indu-eye' y debería comenzar a comercializarse antes de que finalice el año. El aparato que recicla la energía calórica residual y la convierte en electricidad todavía tardará en ver la luz, alrededor de un año y medio, principalmente porque precisa de distintas certificaciones y homologaciones, explica Comellas.

Los sectores que más se beneficiarán de la tecnología de Aeinnova, según apuntan desde la ‘start-up’, son el petroquímico, el papelero, el metalúrgico, el alimentario y el automovilístico. De hecho, la empresa ya ha iniciado pruebas piloto en la refinería de Repsol en Puertollano y la planta de Seat en Martorell y próximamente hará lo propio en instalaciones de Bodegas Torres y Cementos Molins.