Reunión del FMI

Alerta ante la escalada global de la deuda

El director del Departamento de Asuntos Monetario del Fondo,  Tobías Adrián.

El director del Departamento de Asuntos Monetario del Fondo, Tobías Adrián. / .42983057

Idoya Noain

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Se viven buenos tiempos para la economía mundial, con previsiones de crecimiento del 3,9% tanto para este año como para el próximo, pero no durarán y conviene aprovechar para prepararse. Especialmente porque en el horizonte se vislumbra la posibilidad de una crisis tras la que late una marcada y peligrosa escalada global de la deuda, privada y pública. Ese es el mensaje que está lanzando en su asamblea de primavera el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se ha reforzado este miércoles en la presentación de dos de sus informes, el Monitor Fiscal y el de Estabilidad Financiera Global.

“La economía global está más endeudada que antes de la crisis financiera. Hay que tomar acción inmediata”, ha dicho el FMI. Y las cifras explican el tono de alarma. Tras un periodo prolongado de tipos de interés bajos que han estimulado que se vaya acumulando deuda, entre otros motivos, el endeudamiento alcanzó el pico de 164 billones de dólares en 2016, lo que representa el 25% del PIB global. A día de hoy el mundo está un 12% más endeudado que en 2009, cuando se alcanzó el anterior récord de endeudamiento.

Aunque China es responsable en buena parte del fenómeno este es generalizado y prácticamente todos los países son vulnerables. En las economías avanzadas, por ejemplo, la deuda representa de media el 105% del PIB, un nivel que no se veía desde la segunda guerra mundial. En economías emergentes y de ingresos medios alcanza el 50%, cotas que se alcanzaron por última vez en los años 80, cuando Latinoamérica se sumió en la “década perdida”. Y en los países pobres crece a ritmo rápido y superó el 40% en 2017. “En el pasado estos datos se han asociado con crisis fiscales”, recordaba este miércoles en rueda de prensa Vitor Gaspar, director del departamento fiscal del FMI.

También EEUU se pone bajo la lupa, y con mirada crítica. El FMI cree que la política fiscal de Donald Trump, que ha logrado aprobar una ley de recorte de impuestos pero sigue aumentando el gasto está llevando a subir el déficit cuando este debería estar a la baja. Y el organismo que dirige Christine Lagarde deja claro que no cree las promesas del republicano de que su plan de estímulo se pagará solo. Y cuando Gaspar a urgido a los legisladores a “evitar políticas que dan estímulo innecesario cuando la actividad económica ya se está acelerando” el mensaje tenía sobre todo un destinatario. La receta, no obstante, sirve para todos: en vez de cortar impuestos y elevar gasto mejor reducir la deuda pública para tener más margen de actuación en caso de recesión.

Desde su anterior reunión en octubre el FMI ha visto que se han agudizado ligeramente los problemas a corto plazo, pero lo peor sigue estando en el medio plazo, en el que esos riesgos están “muy por encima de los valores históricos normales”. Se elevan las vulnerabilidades financieras y sube la volatilidad, como mostraron las sacudidas en los mercados en febrero y la caída de precios de activos de riesgo en marzo, “consecuencia de las inquietudes en torno a una escalada más generalizada del proteccionismo”. Y en el escenario más adverso, según ha ha explicado en rueda de prensa el asesor financiero del FMI Tobias Adrian, asesor financiero del FMI, “el crecimiento podría ser negativo en tres años”.