Recuperación turística en Semana Santa

Los atentados del mes de agosto y la inestabilidad política a partir de septiembre y octubre no solo afectaron el balance anual de la temporada turística sino que amenazaron el futuro de un ámbito clave de la economía, con un 12% de incidencia en el PIB. Aunque hubo una desaceleración del crecimiento global, los augurios empezaron a disiparse al conocerse determinadas cifras que se han visto reforzadas por los primeros datos de 2018 y que tendrán que confirmarse en la Semana Santa, el primer examen del año, toda una prueba de fuego para el sector turístico.  

La práctica totalidad de los operadores y empresarios aseguran que será un período excelente, con ocupaciones del 80% en la capital barcelonesa, casi un 100% en la montaña y en el turismo rural, y con un porcentaje que oscila entre el 60 y el 85% en la costa, con notables desplazamientos en vehículos y con una subida del 7% del turismo estatal. El hecho de que la Semana Santa llegue temprano beneficia a la estaciones de esquí y hace depender de la climatología el éxito vacacional en las playas y en el interior, pendientes de las reservas de última hora. 

Aun así, el optimismo se confirmará o no en función de si se instala otra crisis política, después de los últimos acontecimientos. Los días convulsos que vuelve a vivir Catalunya pueden amenazar de nuevo la estabilidad de un sector capital cuya recuperación es del todo imprescindible para el desarrollo económico del país.