La brecha de género en el mercado laboral agrava el nivel de pobreza de las mujeres en la vejez

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Las diferencias entre hombres y mujeres en el mercado laboral por motivos de género reducen las tasas de reemplazo o sustitución y el nivel de las pensiones de las mujeres, por lo que su tasa de pobreza en la vejez es mucho mayor que la de los hombres, según se desprende del informe sobre 'Tendencias del empleo femenino en 2018' elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La falta de acceso suficiente a la protección social no es un problema privativo de las mujeres, pues las políticas de austeridad aplicadas en muchos países acomodados determina que todos los trabajadores se vean afectados por disparidades en esta materia, según la organización.

No obstante, el menor nivel de participación femenina en la fuerza de trabajo con respecto a la masculina, las considerables diferencias de remuneración o la probabilidad mayor de una carrera más breve o con interrupciones, inciden negativamente en la capacidad de la mujer de consolidar derechos jubilatorios en el régimen contributivo de pensiones.

"Pese al progreso logrado, las perspectivas de la mujer e el mundo del trabajo distan mucho de ser iguales a las de los hombres (...). Los indicadores solo muestran parcialmente la complejidad de los problemas que las mujeres afrontan en el mercado laboral", subraya el documento.

La OIT reclama, en este sentido, la aplicación de medidas centradas en compensar y subsanar las diferencias entre pensiones de hombres y mujeres como con el reconocimiento por parte de algunos sistemas públicos de los periodos no trabajados para cuidar de alguien, así como con la fijación de un sistema de pensiones no contributivo, es decir, financiados a cargo de impuestos, que cumplen un papel "fundamental" para que la mujer tenga acceso al menos a una prestación básica.

Con todo, el organismo internacional aclara que como los niveles de las prestaciones suelen ser "bajos e insuficientes" como para compensar la falta de prestaciones contributivas, generalmente no suelen bastar para asegurar los ingresos en la vejez. Así, lo esencial para asegurar una protección social adecuada para las mujeres es acabar con las desigualdades de género en el empleo.

CERRAR LAS BRECHAS DE GÉNERO

De hecho, según los datos de la OIT, la tasa de participación laboral a nivel mundial --relación que permite analizar la incorporación al mercado de trabajo de distintos grupos de población-- muestra que las mujeres tienen menos probabilidades de participar en el mercado laboral que los hombres, hasta 26,5 veces menos, al situarse en el 48,5%, frente a la tasa masculina, que se sitúa en el 75%.

Desde 1990 hasta 2018, esta brecha se ha reducido solamente en dos puntos porcentuales y el grueso de la reducción se produjo en los años anteriores a 2009, mientras que la OIT prevé que este índice de mejora, que ha venido desacelerándose desde entonces, se detendrá durante el próximo trienio y, posiblemente, retroceda e invalide las mejoras relativamente menores logradas en el último decenio en materia de igualdad de género en el ámbito laboral.

Por otro lado, en una muestra de países desarrollados, emergentes y en desarrollo, se observa que las mujeres ganan, de media, un 20% menos que los hombres. "Un porcentaje significativo de esta brecha obedece a la presencia excesiva de mujeres en sectores y ocupaciones con mayor incidencia de salarios bajos", reza el documento, que también apunta a que estas deficiencias se deben a las deficiencias o ausencias de políticas e instituciones eficaces, como la negociación colectiva o el salario mínimo.

Del mismo modo, la OIT reclama que para respaldar la transición de las mujeres a empleos dignos es vital continuar impulsando la matriculación femenina en la educación formal, la formación profesional y los programas de iniciativa empresarial. También pide la mejora del alcance de las políticas públicas de asistencia la familia mediante la ampliación de la cobertura de servicios relacionados con la infancia y el fomento de un reparto más parejo de las responsabilidades familiares entre los miembros de las familias.

En suma, el organismo dirigido por Guy Ryder, cree que es imperativo que todos los países y gobiernos, así como grupos sindicales o empleadores, trabajen por la consecución de los 'Objetivos de Desarrollo Sostenible' para fomentar el empleo femenino de calidad, la reducción de los estereotipos de género y la discriminación, tanto en la enseñanza como en el lugar de trabajo, y que reconozcan, reduzcan y redistribuyan la carga desproporcionada de responsabilidades familiares y asistenciales que asumen las mujeres.