Los repartidores auguran el final del modelo laboral de Deliveroo

La Inspección de Trabajo en València reclama a la firma 160.000 euros en cuotas sociales atrasadas

Un repartidor de Deliveroo en bici.

Un repartidor de Deliveroo en bici.

Nacho Herrero

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Un informe de la Inspección de Trabajo en València ha tumbado el modelo de repartidores que tenía establecido la empresa Deliveroo al constatar que se trataba de falsos autónomos. El acta pone en jaque el sistema de contratación de empresas que, como hace esta al llevar comida de restaurantes a clientes, ponen en contacto a establecimientos y usuarios a través de aplicaciones de internet.

"Se ha comprobado que la relación que unía a estas personas con la mercantil de referencia encubría una auténtica relación laboral y, por tanto, una falta de alta y cotización en el régimen general". Así de contundente es el informe que han exhibido este lunes algunos de los denunciantes en una comparecencia junto al representante de Intersindical, uno de los dos sindicatos que les ha prestado apoyo en este proceso desde que interpusieron las denuncias en junio.

Los repartidores han deslizado en su comparecencia que podría realizarse una investigación de oficio a la empresa Glovo, que podría tener una relación con sus repartidores.

Recalca el acta de Deliveroo que el hecho que haya un contrato entre las partes que diga que los repartidores son autónomos no es determinante y que lo que prevalece es la relación real.

El informe impone a la empresa pagar 160.000 euros en cuotas atrasadas (solo por sus repartidores en València), además de haber realizado de oficio las correspondientes altas en el régimen general de la Seguridad Social. Deliveroo ya ha anunciado un recurso y ha matizado que el acta no tiene efectos jurídicos pues corresponde a los tribunales determinar la existencia o no de una relación laboral.

La empresa tiene unos 1.000 repartidores en toda España a los que hasta ahora ha considerado autónomos por ser proveedores de servicios. Hay ya denuncias interpuestas en otras ciudades como Madrid o Barcelona.

Adrián Todolí, profesor de derecho  en la Universitat de València y autor del libro ‘El trabajo en la era colaborativa', ha señalado en un comentario en su blog, publicitado por los propios repartidores, que el inspector ha determinado que los llamados ‘riders’ están subordinados a la empresa, que controla sus tiempos de reparto, el horario que hacen, la ropa que lleva y les facilitó una caja con el logo de la empresa.

Todolí, explica tras haber tenido acceso al acta, que se basa en cuatro puntos clave. Por un lado que recibían las "instrucciones necesarias" por parte de la empresa, que los repartidores son ajenos a la marca, que las bicicletas no son el medio de producción sino que lo es principalmente la plataforma web, lo que abre la puerta a nuevas actuaciones en otras empresas, y que ha habido numerosos cambios en las condiciones de los trabajadores por decisión unilateral de la compañía, lo que revela su poder.