AUMENTO DE LA DESIGUALDAD

Ajuste no tan fino

A los diez años del inicio de la gran recesión, aumenta la diferencia entre ricos y pobres

Un hombre recoge basura en unos contenedores de Barcelona, el año pasado.

Un hombre recoge basura en unos contenedores de Barcelona, el año pasado. / periodico

Josep-Maria Ureta

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El suplemento mensual de este diario +Valor difundido el martes  recoge una decena de artículos bajo el epígrafe 'La crisis, 10 años después'. Diez, no nueve. La confusión es ya un tópico difícil de disolver que la crisis financiera global tendría su principal hito en la quiebra de Lehman Brothers de octubre del 2008 al negarse las autoridades de EEUU a rescatarlo. Pero las primeras manifestaciones reales de lo que se estaba cociendo empiezan el verano del 2007 con las primeras inyecciones de dólares/euros/yenes al sistema financiero con la excusa de falta de liquidez.

Aquel agosto del 2007 se llamó a tal operación ajuste fino (en inglés, 'fine tuning'), una expresión eufemística digna del catálogo financiero de expresiones engañosas, que pretendía justificar una pequeña purga como quien elimina el aire del radiador cuando llega el invierno. Y fue justo en noviembre del 2007 cuando empezaron las dimisiones de presidentes de entidades hasta entonces prestigiosas como Citigroup Merril Lynch (tras cobrar las recompensas por su gestión, bonus).

Estado del bienestar

Diez años después, Eurostat nos dice que hay 13 millones de españoles (28% de la población) en riesgo de pobreza o exclusión social, que no son eufemismos. Hace una década esa cifra era del 23%. Cabe añadir que hoy ya son la mitad de los parados los que no tienen cobertura y que otro de los paliativos del Estado del bienestar, que no estaba previsto para este fin, las pensiones, están ejerciendo de principal ingreso de cientos de miles de hogares, y que su congelación se notará. Ajuste a martillazos, sin asomo de finura.

También ha sido una década de experimentación para toda la Europa más desarrollada: contemplar las flaquezas y limitaciones del euro, cuya concepción se remonta a diez años antes, el período 1997-1999. Coincidiendo con la aparición de +Valor, el martes hubo sesión conjunta del Cercle d’Economia, EuropeG CIDOB para escuchar a uno de los economistas más influyentes de Francia y la UE, Jean Pisani-Ferry, de larga dedicación a instituciones francesas y europeas, siempre como promotor de ideas económicas. Ha sido el principal asesor económico de la campaña de Emmanuel Macron en las presidenciales francesas.

Pisani admite que la implantación y rodaje del euro no ha respuesto a las expectativas -más allá de la comodidad de uso para consumidores y empresas-, de ser un instrumento financiero de equilibrio monetario mundial y acelerador de la integración de la UE. En esto último, reconoce el economista, no solo se ha avanzado poco, incluso han aflorado alejamientos imprevistos en la evolución de las economías de la eurozona. "Ha sido un error más antropológico que económico", justifica Pisani. Es decir, el modelo era más o menos correcto… pero olvidaba demasiado a las personas, que además votan cada cuatro años.

Carencias del euro

Como europeísta convencido ("en las elecciones exhibimos más la bandera europea que la francesa, y ganamos") Pisani reconoce las carencias estructurales del euro, como la necesidad de mayor integración en la gestión de la deuda –aún impensable que se mutualice en toda la eurozona- y la creación de un auténtico presupuesto europeo que no se una simple "transferencia fija de subvenciones".

Así ganaron en Francia, aunque negando esa posibilidad ha sido cómo Angela Merkel ha ganado en Alemania. Y resignación: este año se ha fiado todo a lo que suceda en les elecciones en Francia y luego en Alemania… y ahora Pisani dice que hay que esperar a las italianas de marzo. ¿Cuándo acaba el ajuste fino?

Pues para millones de europeos la espera les desespera. Josep Oriol Pujol, de la fundación Tarrés, pone cifras en +Valor. Si medimos la distancia entre máxima igualdad (cero) y máxima desigualdad (100), la media europea está 30% de diferencia entre ricos y pobres. La española en el 35% y subiendo desde hace diez años. ¿Quiénes son? Los más castigados (pobreza severa) son los que no pueden comer carne, pasan frío en invierno, acumulan deudas domésticas que no pueden pagar, y desde luego no tienen televisor ni teléfono. Son más de 3 millones de españoles. Y otros ocho millones padecen precariedad laboral y pobreza. Pujol añade un dato relevante: la pobreza se hereda en el seno familiar.

¿Poner más impuestos? No. Quizá bastaría ponerlos sobre las transacciones financieras, que también son euros y quizá ayudaría a la cohesión europea más que las cumbres intergubernamentales.