CITA DEL TEXTIL CATALÁN

Algodón ecléctico

El libro 'La casa del cotó' muestra los usos del edificio de la patronal algodonera de casa familiar a hotel en Barcelona

Presentación del libro 'La casa del cotó' en el hotel Cotton Club de Barcelona.

Presentación del libro 'La casa del cotó' en el hotel Cotton Club de Barcelona. / periodico

Josep-Maria Ureta

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"El eclecticismo es el arte que mezcla en un solo edificio elementos de estilos diversos. El saber combinarlos en un todo homogéneo y armónico es el secreto que solo el talento artístico sabe penetrar". La cita se recoge en el libro 'La casa del cotó', en el 670 de la Gran Vía de Barcelona, que ha sido sucesivamente la residencia de la familia del industrial textil Miquel Boada Vilomara (siglo XIX), sede de la patronal algodonera Aitpa (siglo XX) y hoy hotel Cotton House (siglo XXI). 

La presentación del libro, en la misma terraza del hotel, coincidiendo con la asamblea anual de los algodoneros españoles, con sede en Barcelona, fue un encuentro deliberado por los tres usos que ha tenido el edificio a lo largo de 138 años, donde el espíritu algodonero aún se palpa. 

Miquel Boada, industrial y promotor del tren, encargó a Elías Rogent una casa de tres pisos

El industrial textil, promotor del ferrocarril, banquero y mecenas Boada acudió en 1879 a uno de los mejores arquitectos de la época (1879), Elias Rogent i Amat –creador de la Escuela de Arquitectura- para que le hiciera una casa familiar de tres plantas. Los fabricantes de la postguerra compraron el palacete en 1958 para mostrar la prestancia de su actividad, pese a "una política económica dirigista que pretendía anular toda autonomía de decisión".

Recurrieron a un arquitecto de prestigio, Nicolau Rubió i Todorí para adaptar el edificio a su nuevo cometido. El arquitecto menorquín remontó tres pisos más, siguiendo el eclecticismo: respetó la obra anterior, la completó con materiales de la época y renovó la fachada posterior, que en el Eixample son tan admiradas como las exteriores. El maestro Le Corbusier dijo una vez que le apasionaba la arquitectura del Eixample, "visto desde atrás".

Transformación en hotel

A partir de 1977, fusionadas las distintas ramas de actividad del proceso algodonero en Aitpa, el fue su sede hasta que a hace una década reapareció el eclecticismo: cambiar de estilo sin renunciar a las esencias. Aitpa y su Fundación textil algodonera hoy comparten Intasa, la inmobiliaria titular del edificio. El estilo de gestión desaconsejaba hacer caja y repartir, mejor ceder el uso a quien supiera interpretar la tradición. Así apareció la sociedad de varios promotores (José María Trenor, Artemi Nolla, John Erceg) y el apoyo de la experiencia de Marriott para crear el singular Cotton Club. La transformación en 83 habitaciones la firman César Huerta y Lázaro Rosa-Violán. 

El citado libro contiene una cuidadosa historia del edificio, interesante para estudiosos de la relación entre  arquitectura y empresa. Pero no es historia pasada, más bien evolución. Quienes el viernes rememoraban aquellas sesiones de los años 80 promovidas por la influyente industria algodonera de EEUU y los paseos anuales en los salones del palacete de la Maid Cotton norteamericana (doncella, no miss) lo hacían con los deberes hechos sobre los números del sector.

Mejora del sector

Por eclecticismo puede decirse que ha cambiado de estilo de fabricación, adaptado a los tiempos, pero con dos referentes importantes. Uno, quinto año consecutivo de crecimiento: 2.300 millones de facturación conjunta, 5.580 empleados y una apreciable tasa de cobertura (94,9%) entre exportaciones (1.115 millones) e importaciones.

Los Premios a la Innovación recogen propuestas para nuevos tejidos y mejoras en el proceso productivo

Saber combinar ambas refleja la armonía y homogeneidad citadas al principio. Para completarlo, el talento. El segundo referente del viernes fue la tercera edición de los Premios a la Innovación que promueve la Fundación entre jóvenes que investigan al máximo nivel sobre el proceso algodonero. De la decena de trabajos presentados destacan cuatro. Los más técnicos: la propuesta de Xavier Jané para mejorar la producción de hilatura por fusión para buscar los polímeros que mejor se adaptan a nuevos tejidos; y la de Ruth García para elaborar materiales ignífugos sin compuestos tóxicos mediante la tecnología del plasma. El más pegado a nuevas exigencias, el de Gemma Pascual y su original propuesta de utilizar pieles de naranja y limón para absorber los residuos orgánicos de los colorantes.

Por su parte, Aina Miralda propone introducir técnicas de gestión ya contrastadas en otros procesos industriales como el método Lean Manufacturing que hace décadas emplea el sector del automóvil, pero aplicada a una de las actividades aún poco valoradas, la creación de catálogos, donde se ha de reflejar todo el I+D de un fabricante. 

Cuatro estilos de investigación bien distintos en un solo edificio, el del proceso algodonero.