COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN
El exgobernador Caruana se lava las manos y culpa a los banqueros de la crisis
Pablo Allendesalazar
Periodista
Redactor de economía desde 2004. Tras estudiar en las universidades de Málaga, Edimburgo y el País Vasco, trabajé durante tres años en la Agencia Colpisa-Redacción Central de Vocento. Desde 2007, en la delegación de Madrid de EL PERIÓDICO. Secretario y miembro de la junta directiva de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).
Pablo Allendesalazar / Madrid
Ni atisbo de autocrítica. Hace unos días, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, admitió por fin que la institución podría haber hecho más para pinchar la burbuja inmobiliaria. Pero su responsable en aquella época, Jaime Caruana, lo ha rechazado este martes. El organismo hizo "mucho", de hecho "algo más que los de otros países", y si no tomó más medidas fue porque no contaba con "herramientas" para ello, se ha escudado tras acusar de la crisis a los gestores de las entidades financieras y, de forma más indirecta, a los políticos.
El hoy director del Banco Internacional de Pagos (BIS) de Basilea ha planteado una jerarquía de responsabilidades: los gestores de las entidades (básicamente cajas), sus órganos de gobierno, el control del mercado (analistas e inversores institucionales), y solo en último lugar el supervisor. "El Banco de España no es el que concedía los créditos", se ha defendido tras afirmar que "la tolerancia al riesgo de los gestores no puede ser sustituida por el supervisor".
Su autodefensa ha sido muy criticada por todos los grupos parlamentarios en la comisión de investigación de la crisis bancaria del Congreso. Significativamente incluso por el PP, pese a que Caruana fue alto cargo del Ministerio de Economía en el Gobierno de José María Aznar, antes de que el vicepresidente Rodrigo Rato lo aupase al puesto de gobernador entre el 2000 y el 2006, para posteriormente llevárselo consigo al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Mejor que el resto
El exgobernador, sabedor de que Linde le había dejado en una posición complicada, ha iniciado su intervención defendiendo la necesidad de evaluar las decisiones teniendo en cuenta las circunstancias y la información que había cuando se tomaron: "A posteriori todo se ve más claro". Con ese argumento podría haber reconocido algún error, pero se ha enrocado.
De hecho, ha presumido de que el Banco de España "estuvo por delante de otras muchas instituciones en ver parte de los problemas". Y si no supo preverlos todos fue porque "era imposible" predecir la "descomunal" crisis global. El organismo, ha sostenido, "avisó reiteradamente" sobre el fuerte alza del crédito, y en un documento del 2003 ya señaló una "sobrevaloración" de los activos inmobiliarios de entre el 8% y el 20%.
Sobre todo y repetidamente se ha acogido a una medida "novedosa" no adoptada por otros países: las provisiones genéricas para afrontar futuras pérdidas. Estas, ha asegurado, fueron objetivo de "críticas" y "presiones" tanto a nivel internacional como de los bancos, pero aunque "no fueron suficientes, ayudaron junto a la supervisión a moderar los efectos de la crisis". Así, ha señalado, las entidades contaban con 26.400 millones de provisiones en el 2006, de los que la mayoría (23.100 millones) eran genéricas.
Carta de los inspectores
Muchos portavoces parlamentarios le han echado en cara la carta que la asociación de inspectores del Banco de España remitió al vicepresidente socialista Pedro Solbes en el 2006 en la que acusaban a Caruana de un "complaciente optimismo" en su valoración de los bancos. "Confunden el tono (moderado) con la complacencia", se ha defendido el exgobernador, que también ha alegado que la "legislación no permitía hacer algunas de las cosas que ellos decían".
De forma más velada, también ha criticado a los políticos. Así, ha negado haber sufrido "presión alguna" de los Gobiernos de Aznar y Zapatero, pero ha lamentado que no tomaran más medidas fiscales y de reformas estructurales. Cuando dejó el cargo, ha añadido, la economía española "no tenía un camino predeterminado, tenía margen de maniobra". Una puya al Ejecutivo del socialista, que le sustituyó por Miguel Ángel Fernández Ordóñez: "Me fui con cierta frustración de que al Banco de España no le hubieran hecho más caso sobre el crédito".
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