Diez países de la UE perdieron más de 300 millones por las prácticas fiscales de Luxemburgo

El presidente de la Comisión Europea, y ex primer ministro del Gran Ducado, acude este martes a la Eurocámara a explicar los acuerdos fiscales de su país

Jean-Claude Juncker, el pasado miércoles, en el Parlamento Europeo.

Jean-Claude Juncker, el pasado miércoles, en el Parlamento Europeo.

SILVIA MARTINEZ / BRUSELAS

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El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, acude este martes ante la comisión que investiga los papeles de Panamá para explicar los acuerdos fiscales que cerró con centenares de multinacionales cuando era primer ministro de Luxemburgo. Y lo hace precedido de una dura acusación del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo que cifran en más de 350 millones de dólares (unos 317 millones de euros) el dinero que una decena de países europeos –entre ellos España- dejaron de ingresar entre el 2005 y el 2016 debido a las prácticas fiscales del Gran Ducado.

Una situación favorecida, sostienen, por el tratamiento especial del que ha disfrutado durante años el Gran Ducado –también Austria y Bélgica- que ha logrado esquivar el intercambio automático de información fiscal y con ello “ha permitido a los evasores fiscales esconder dinero a las autoridades de su país de residencia”, denuncian en el informe que presentarán este martes durante la audición con Juncker a quien le piden explicaciones.

Concretamente, según el análisis, el perjuicio para una decena de Estados miembros –BélgicaAlemaniaDinamarcaEspañaFranciaReino UnidoItaliaHolandaPortugal y Suecia- fue de 353,99 millones de dolares (unos 317 millones de euros). A la cabeza se sitúa Alemania con unas pérdidas cifradas en 197,9 millones de dólares, por delante de Reino Unido con 41,6, Bélgica con 35,95 y Francia con 31,2 millones. La cantidad que habría dejado de ingresar la hacienda española sería la más baja, 1,54 millones.

Luxemburgo, prosigue el estudio, bloqueó durante años de forma sistemática la directiva sobre el intercambio automático de información y toda la legislación destinada a luchar contra el fraude y la evasión fiscal además de permitir a las grandes fortunas y las multinacionales evadir impuestos gracias a la benévola fiscalidad luxemburguesa. Además, gracias al secreto bancario el Gran Ducado –del que el democristiano fue también ministro de economía entre 1989 y 2009- se ha convertido en un centro financiero atractivo, atracción que ha aumentado con la entrada en vigor de la normativa sobre intercambio automático.

“La cantidad de depósitos y préstamos en manos de otros países en Luxemburgo comenzó a aumentar justo después de la introducción de la directiva que incluye un tratamiento especial para Luxemburgo, Austria y Bélgica” y “el dinero almacenado en Luxemburgo siguió creciendo hasta el estallido de la crisis financiera a finales del 2007”, avisan insistiendo en que es obvio que el Gran Ducado sirvió como “paraíso fiscal”.

Por ejemplo, los depósitos de alemanes en Luxemburgo crecieron en más de un 250% entre 2000 y 2007 y la creación de empresas off shore a través del despacho panameño de intermediarios Mossack-Fonseca se disparó hasta las 1.300 en 2005. Además, los depósitos con propietarios en las Islas Cayman o Panamá fueron progresivamente aumentando aunque a raíz del aumento de la retención fiscal fueron emigrando hacia otros lugares como Hong KongSingapur Bahamas. “Viendo estos datos es difícil creer que el gobierno de Luxemburgo no estaba al tanto de la burla sistemática a la legislación europea”, advierten. “Es hora de que reconozca (Juncker) los errores del pasado y aclare cuánto sabía de este sistema”, exigen los ecologistas.