LA PREVISIÓN DE LOS INDICADORES

El FMI sitúa a España como la economía avanzada que más crecerá en 2017

Christine Lagarde.

Christine Lagarde. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Una suerte de optimismo moderado vuelve a impregnar los pasillos del Fondo Monetario Internacional, que esta semana celebra en Washington su Asamblea de Primavera. El organismo multilateral sostiene que la recuperación empieza a tomar forma y la economía global podría estar ante “un punto de inflexión” tras los decepcionantes resultados de los últimos tiempos. En medio de ese panorama algo más soleado, España ocupa un lugar prominente, como la economía avanzada que más crecerá en el 2017, por delante de Estados Unidos y Gran Bretaña. El Fondo ha mejorado su previsión respecto del análisis que publicó el pasado enero en tres décimas para situarla en el 2,6% del producto interior bruto (PIB), una décima más de la cifra utilizada por el Gobierno para elaborar el proyecto de Presupuestos Generales.

Esa estimación sugiere que el Ejecutivo ha actuado con cautela al elaborar su cuadro económico, a pesar de que las proyecciones del Banco de España apuntan a una expansión del 2,8% para este año. Mirando hacia delante, sin embargo, la trayectoria es descendente. Tras dos años creciendo por encima del 3%, se pasaría en este ejercicio al 2,6% y al 2,1% en 2018, un porcentaje que en cualquier caso seguirá por encima de la media de la eurozona. Entre los Diecinueve, Alemania e Italia pierden fuelle, mientras Francia sigue instalada en la mediocridad y con unas elecciones cargadas de incertidumbre a la vuelta de la esquina.

La revisión al alza de la economía española, motivada por “la fuerte demanda interna”, está en consonancia con el impulso que ha tomado la actividad mundial desde mediados del 2016 gracias al repunte del comercio y las manufacturas. “La aceleración que esperábamos desde hace un tiempo parece estar tomando cuerpo”, afirma el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld. Un dictamen aplicable tanto a los emergentes como a las economías avanzadas. Los precios de las materias primas se han recuperado, gracias al acuerdo de la OPEP para moderar el grifo de la producción de petróleo y “a las expectativas de una demanda global más robusta”. Ese factor ha aliviado las presiones sobre los exportadores de materias primas y ha ayudado a que los riesgos de deflación (caída continuada de los precios) en EE UU o en la zona euro se disipen.

El crecimiento global se situará este año en 3,5% del PIB, una décima más de lo previsto hace tres meses, y cuatro más que al cierre del 2016. En las bolsas, la situación sigue siendo “boyante”, una euforia que el Fondo atribuye a los planes de la Administración Trump para adoptar políticas fiscales de estímulo y reducir las regulaciones, así como a los estímulos en China, que habrían servido para sortear algunos de los riesgos asociados a su transición hacia un modelo económico menos dependiente del comercio exterior.

España es uno de los países donde se ha diluido el riesgo de deflación. Tras acabar el pasado ejercicio con una inflación negativa, este año se situaría en torno al 2,4%, lo que provocará sin embargo que siga reduciéndose el poder adquisitivo de la ciudadanía, dado que los precios aumentarán más que los salarios, según apuntó recientemente el Banco de España. No son buenas noticias para uno de los países donde más ha aumentado la desigualdad desde el estallido de la crisis, una situación que el Fondo explica por “profundo ajuste” que el país acometió para salir del agujero y la devaluación interna que empresas y administraciones pusieron en marcha para recuperar la competitividad.

“La recuperación de los últimos tres años ha sido positiva y cuando el desempleo cae estas tendencias se revierten”, ha dicho el director adjunto del departamento de Investigación, Gian Maria Milessii-Ferretti, refiriéndose a la desigualdad. “Todavía queda mucho margen de recuperación porque el paro es todavía alto, pero se ha progresado”. La previsión del Fondo es que el paro siga cayendo para situarse este año en el 17,7% de la población activa, casi dos puntos menos que en 2016. Un año después quedaría en el 16.6%, una cifra que, no obstante, seguirá doblando a la media europea.

Pese a los brotes verdes que asoman en el horizonte de la economía global, el FMI advierte de que persisten problemas estructurales, como el bajo crecimiento de la productividad y la desigualdad en los ingresos, que siguen restándole ímpetu a la recuperación. “Hay significativos riesgos a la baja que siguen eclipsando las perspectivas a medio plazo”. Uno de ellos reside en la posibilidad de que se produzca “un giro proteccionista que haga estallar una guerra comercial”. Esos temores se derivan en gran medida de los planes anunciados durante la pasada campaña por Donald Trump, aunque hasta la fecha el presidente de EE UU no los ha cumplido. “Hay una distancia enorme entre la retórica electoral y los pasos reales que se han dado”, ha reconocido el economista jefe, Maurice Obstfeld.