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Ciudadanos empoderados

La eficiencia energética emerge como vía para un país más sostenible

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AGUSTÍ SALA / BARCELONA

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La tarea es ingente. Casi titánica. Situar la eficiencia energética de Catalunya y del conjunto de España en los niveles que exigen las directrices de Bruselas exige grandes esfuerzos de todo el mundo.

Y no es una cuestión que solo competa a las Administraciones o a las empresas. El papel de los ciudadanos ha de ser relevante. A juicio de los expertos convocados por EL PERIÓDICO, es preciso atraerlos.

MERCADO

Las empresas se han concienciado

Francisco Conesa, director de Eficiencia Energética de Acciona Service, recuerda que hace seis años se produjo un 'boom' del negocio. El sector público debía actuar de tractor y ejemplo y no lo hizo. «Muchas empresas de servicios energéticos tuvieron que dar marcha atrás o reconvertirse. Pero lo que tenía que hacer el sector público lo hizo finalmente el privado», sea por la necesidad de reducir costes por la crisis o por lo que fuere.

A su juicio, aunque la directiva de eficiencia energética, traspuesta en España con retraso, ha signficado la implantación obligatoria de las auditorías energéticas, no sin problemas, en las grandes empresas; a la larga pone sobre la mesa «la evidencia de que las grandes compañías pueden reducir su consumo».

La directora general del Institut Català d'Energia (Icaen), Assumpta Farran, recuerda el pacto nacional para la transición energética y que Catalunya ya cuenta con un clúster con más de un centenar de empresas dedicadas a la eficiencia energética, entidades que investigan y la mayoría de municipios adheridos al pacto de alcaldes poruna energía más limpia. La pata que falta para completar las implicaciones son los ciudadanos, sin lo cuales se hace muy difícil cumplir con estos mandatos en materia de eficiencia. Pequeñas aportaciones llevadas a cabo por parte de millones de particulares pueden tener un gran efecto.

SECTORES

Los edificios, pilar de la estrategia

El decano del Col.legi d'Arquitectes de CatalunyaLluís Comerón, afirma que «casi todos los edificios de Catalunya necesitan un upgrade (actualización). A todo el mundo le parece normal en la informática, pero no en la vivienda» En Catalunya, 2,2 millones de edificios son privados y son el 82% de lo construído. Es evidente, por tanto, hacia dónde hay que ir en materia de mejora de la eficiencia energética.

Y más si se tiene en cuenta que el sector residencial y comercial contribuye con entre el 15% y el 16% de las emisiones de gases contaminantes, recuerda Alberto Amores, socio de Monitor Deloitte. Y recuerda que cumplir las directrices de Bruselas en este terreno supone «un reto tremendo, pero completamente necesario». Amores destaca que «solo se podrá hacer con energías renovables y un esfuerzo enorme en materia de eficiencia».

A juicio de Amores, «los particulares toman las decisiones porque no les cuestan mucho dinero y porque los motivos son fáciles de entender o porque les obligan». En cualquier caso, «tiene que ser una combinación de estas dos cuestiones», afirma.

Farran asegura que el 82% de los edificios en Catalunya cuentan con las peores calificaciones energéticas. «Lo podemos decir porque tenemos un registro de 600.000 calificaciones hechas, que son el 20% del total». En cualquier caso, «el reto es monumental, pero las oportunidades aún mayores», agrega. Para hacerlo es precisa la transición energética y «empoderar al ciudadano. Si no, no podrá hacerse».

FORMACIÓN

La concienciación de los ciudadanos

Cecilia Sanz, investigadora del centro tecnológico Cartif, una entidad privada con sede en Valladolid, no ve el problema en la tecnología, que está avanzada. La cuestión es que «al final, los edificios son privados y los dueños deben decidir si les compensa invertir. O lo tienen muy claro o no lo hacen». Y no es solo un problema de subvenciones, porque esta falta de entusiasmo se produce aun con ayudas directas, añade esta investigadora.

En el fondo también hay un tema de educación. Por eso, Francesc Guinjoan, delegado del rector para el KIC Innoenergy Iberia-Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), recuerda que en este centro académico se dan distintas iniciativas en este sentido, como unos laboratorios para que los estudiantes «aprendan in situ los problemas de la reducción del consumo de energía». Tienen además másters en energía o edificación. La institución tienen 25 grupos de investigación dedicados a la energía, de los que tres o cuatro se ocupan de cuestiones relacionadas con la edificación.

EJEMPLOS

Los inmuebles 'limpios' son posibles

Conesa recuerda que Acciona ha construido dos edificios con cero emisiones. En estos, la demanda de energía es el 50% inferior, se cubre con energías renovables y es un inmueble autosuficiente, explica el representante de la compañía. En todo caso se trata de excepciones.

La directora del Icaen considera que «hay que empezar por lo fácil». A su entender, «la ciudad es más rígida para estos cambios, pero no los muncipios más pequeños, donde hay más gente que vive en casas». Es ahí donde es más fácil implementar el concepto de un edificio en el que el vehículo eléctrico se recarga y que está conectado sa a una red de la que no solo obtiene energía sino que también la aporta, afirma Farran. Una vez generada esa necesidad todo es más fácil porque las instancias politicas, que han de priorizar los recursos, «también se mueven por demandas sociales», agrega Assumpta Farran.

ACCIONES

La individualización de los objetivos

Comerón considera esencial «individualizar los objetivos» en materia de eficiencia energética. Si no es muy difícil alcanzar las metas que se han establecido. Teniendo en cuenta que el patrimonio arquitectónico debe ser renovado, «cada edificio debería tener un proyecto de reducción de emisiones y de consumo de energía», añade.

A juicio de Cecilia Sanz «se tienen que llevar a cabo acciones para convencer a los ciudadanos. «Todo el mundo entiende que cuando un ordenador se ha quedado viejo u obsoleto hay que cambiarlo, en cambio no se tiene tan claro con la casa», afirma. «Cuando ven que un vecino lo ha hecho y está más confrotable lo quieren. Hay que comunicar y que vean las ventajas y los resultados», agrega.

El decano del Col.legi d'Arquitectes destaca que «es cierto que la gente se mueve por dinero, pero mayoritariamente por ilusión. A su entender, es preciso «ofrecer una ilusión de upgrade o actualización para que cada ciudadano detecte aquello que necesita».

Conesa afirma que los usuarios con los que trabajan son las empresas, pero «si el cliente permite que se le cuente cómo funciona un contrato de servicios energéticos, con el que compartirá ahorros, en la mayoría de los casos lo haría». De hecho, Acciona se plantea servicios de este tipo, pero no para comunidades individuales de propietarios sino en proyectos ('district city') que agrupen varias de estas, es decir, no un solo bloque sino cientos de ellos.

Otra opción que apunta Guinjoan es «ir a la contra», es decir hablar de «la posibllidad de poderse desconectar de la red general y generar uno su propia energía» mediante autoconsumo. Resulta una idea atractiva para quiene quieren dejar de depender de las compañías eléctricas .

ACCIONES

De la subvención a la fiscalidad

Según Assumpta Farran, una de las vías para fomentar la eficiencia energética sería la fiscalidad. Una tributación podría ser la que penaliza a quienes contaminan, pero la otra, la que prima a quienes destinan recursos a la eficiencia energética.

«La palabra subvención le suena mal a la Administración. La bloquea porque conlleva mucho papeleo y controles», afirma la directora del Icaen. Una tributación bien diseñada y, si es posible, que haga que quienes contaminan financien los apoyos dirigidos a quienes actúan en favor de la descarbonización «es mucho más sostenible».

Conesa advierte de que la mayoría de subvenciones existentes, en todo caso, se destinan a actuaciones en edificios públicos. «Las Administraciones deben centrar los recursos en los ámbitos en los que no es rentable porque donde ya lo es lo hacen empresas como Acciona». Otra opción es «presionar a las comercializadoras eléctricas para que el ciudadano tenga toda la información. La tecnología permite controlar el consumo y los costes».