HISTORIAS MÍNIMAS

Beach Box Gym: Gimnasio playero de quita y pon

Hacer pesas, correr en cinta o boxear con un saco en la misma playa es la idea de los tres socios que han lanzado Beach Box Gym  

ECONOMIA SALAT

ECONOMIA SALAT / periodico

CARME ESCALES/ BARCELONA

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Abre a las 8 de la mañana, y hasta las 11 de la noche recibe a usuarios ávidos de ejercicio. Por 10 euros al día (50 a la semana y 65 al mes) disponen de 240 metros cuadrados (caben 40 personas) bajo una carpa de diseño y energía solar. Pueden muscular con pesas, cintas de remo y hasta con un saco de boxeo; tienen bicicletas, cuerdas, colchonetas, entrenador, y vistas al mar. Vistas y brisa marina, pues el gimnasio está sobre la arena de la playa de S’Arenal de Sant Antoni de Portmany, en el recinto de Surf Lunch Ibiza. Es el primer gimnasio de playa transportable, ideado por tres jóvenes creadores del Beach Box Gym (BBG), un espacio de fitness en un contenedor de barco.

Más o menos así lo imaginó a los 19 años Carles Salat. Este vecino de Sant Cugat del Vallès pensó en lo útil que sería un gimnasio en la playa para que el bañista hiciera algo más que broncearse y nadar. “Pensé en una estructura portátil que no alterara el entorno”, explica este cofundador y consejero delegado de Beach Box Gym.  El principal impedimento en España son los permisos para ocupar la arena, que es pública. Por esta razón la primera experiencia se ha instalado en el espacio firme de un club playero. Por esta razón la primera experiencia se ha instalado en el espacio firme de un club playero.    

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A los 22 años Salat trabajó su idea en el Viver d’Empreses ProCornellà. “Contacté con proveedores y busqué financiación”, dice. 100.000 euros llegaron con un préstamo del Institut Català de Finances (ICF) para emprendedores. Los 85.000 euros que costaba el contenedor y la puesta en marcha del gimnasio los aportaron él y otros tres socios. El primer socio que se apuntó fue Alejandro Briatore, también de Sant Cugat. Es licenciado en INEF, tiene 25 años y director ejecutivo de Beach Box Gym.

El tercer socio fue Marc Costa, un empresario de Eivissa de 30 años, isla a la que habían acudido Salat y Briatore en enero del 2015 buscando una playa para el primer gimnasio. “Quisimos empezar en Ibiza porque es un escaparate internacional, viene gente de todo el mundo, precisa Costa. El cuarto socio, Sergi Giménez, de 32 años, de Mollet del Vallès, llegó en una ampliación de capital de la empresa.

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“Ahora ya no queremos vender más porcentaje de empresa, pero sí hacer alianzas empresariales con interesados en nuestro concepto de gimnasio”, puntualiza Carles Salat. Moverlo de una playa a otra, buscando el verano en cada país, es una de los pilares del negocio. De ella se ocupa Eulàlia Font Zheng, una barcelonesa de 25 años y madre china, licenciada en negocios y márketing Internacional (ESCI-UPF), y especializada en Asia. “Mi proyecto de graduación fue la internacionalización de Beach Box Gym. Me pareció ejemplar por ser 100% autosuficiente y eco-friendly, expresa Font, que enlazó su trabajo de carrera con su ocupación en BBG. “De momento, tenemos un inversor interesado en el gimnasio en Bali, donde podría ser instalado a final de año”, añade. “La idea es convertir BBG en la primera franquicia de gimnasios de playa transportables”, dice Font. Con el primero de ellos, en Eivissa, que emplea a 4 personas desde el 30 de abril, esperan cerrar la temporada, a principios de octubre, con una facturación de 15.000 euros al mes. El otro puntal del negocio es comercializar gimnasio y modelo de negocio (entre 130.000 y 150.000 euros, y listo en 8 o 10 semanas). Al final del verano, el contenedor se cierra, se guarda o viaja a otra playa.