El dinero de Panamá y el que no da pa' na' ma'

Al escándalo de los 'Papeles de Panamá' no podía faltarle su réplica en forma de frases ingeniosas en las redes sociales. Muchas de ellas, bajo la apariencia de un chiste divertido o un juego de palabras, en realidad resumen lo que desvelan los millones de documentos procedentes del bufete panameño Mossack Fonseca: que solo puede esconder fondos el que tiene muchos, y que hay una gran maquinaria mundial dedicada a buscar a los que tienen muchos fondos para ayudarles a esconderlos y ahorrarse así el pago de impuestos.

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Una obligación que no pueden eludir los que disponen de pocos ingresos. Ha hecho fortuna en este sentido una advertencia anónima que triunfa en las redes, dedicada a los amigos que comparten información. Dice así: “No alarmarse. Puede que mi nombre salga en los 'Papeles de Panamá, porque mis ingresos dan para ir tirando y ‘pa' na má'.

Sociedades offshore, empresas pantalla en paraísos fiscales, testaferros de todo tipo, y, en el caso de que finalmente se descubra el pastel, buenos y poderosos amigos que avisen de que se prepara una inspección o un cambio legal y que es mejor regularizar y perder algo de lo que se han ahorrado de impuestos en los últimos años que quedar en evidencia y verse forzados a devolver a Hacienda incluso más dinero.

De hecho, este ha sido el sistema de funcionamiento de muchas grandes fortunas, incluidos insignes banqueros, políticos y empresarios, en los últimos años. Y algunos han tenido la prepotencia de vanagloriarse después de ser de los que habían pagado más al fisco en un ejercicio determinado. Eso sí, obviando que solo lo hicieron cuando les descubrieron sus trampas evasivas y que gracias al pago de unos millones se evitaron un posible castigo penal. Es difícil saber si lo que pagaron esos, o lo que pagarán los descubiertos ahora con los 'Papeles de Panamá', se acerca a lo que deberían haber aportado a Hacienda durante el periodo en el que su auténtico patrimonio no tributó, a diferencia del común de los declarantes, que estos días están cuestionándose si una determinada factura de 200 euros puede servir o no como deducción, por ejemplo.

La práctica de la evasión fiscal está tan extendida que hasta un condenado por haber vaciado las arcas de un banco, Mario Conde, parece que ha continuado utilizando estos métodos para blanquear el dinero procedente de sus antiguos delitos. Por lo que se ve, en estos paraísos, el rey es Conde.

 La parte positiva de todo este embrollo es que al menos ahora está saliendo a la luz.  El acceso mundial, al instante y masivo a la información hace mucho más difícil controlarla y gracias a ello la sensación de impunidad se ha reducido. Habrá que ver los efectos reales de todo ello a medio y a largo plazo. Seguro que el bufete de turno ya está preparando nuevos sistemas, legales por supuesto hasta que no se demuestre lo contrario, para que unos cuantos puedan seguir eludiendo al fisco y reclamar, a la vez, más políticas de austeridad porque tanto gasto público no hay quien lo aguante.