HISTORIAS MÍNIMAS

La catalana Cleandrone usará drones para limpiar edificios

Valldoreix Greenpower desarrolla un sistema de limpieza de inmuebles con drones

Ricard Pardell, gerente de Cleandrone.

Ricard Pardell, gerente de Cleandrone. / periodico

ALBERT SEGURA / SANT CUGAT DEL VALLÈS

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Dicen que el siglo XXI será el de los drones, esos robots capaces de desplazarse por el aire gracias a un conjunto de hélices. Sus aplicaciones aún son muy incipientes y a nivel doméstico están muy vinculadas con el ocio, pero hay empresas que han sabido ver más allá y detectar una gran oportunidad de mercado a partir de las necesidades actuales y futuras del hombre.

La empresa Valldoreix Greenpower supo hacer este ejercicio. Dedicada al desarrollo de sistemas fotovoltaicos de concentración, se encontró ante la cuestión de cómo poder limpiar los paneles solares de manera no invasiva para su superficie y más eficiente. Fue entonces cuando empezaron a trabajar en un proyecto que se acabó constituyendo en empresa propia, bautizada como Cleandrone.

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La firma cuenta con un campo de pruebas en la vecina localidad de Rubí con varias unidades del sistema de concentración fotovoltaica. “Detectamos que esta tecnología requería ser limpiada de manera frecuente, con herramientas que no dañaran el cristal”, apunta Ricard Pardell, gerente de Cleandrone. Fue entonces cuando se les ocurrió que se trataba de una rutina que podría asumir un robot, en este caso un dron.

“Teníamos claro que tenia que ser un sistema totalmente automatizado, con drones no pilotados, lo que nos llevó a buscar la forma de limpiar un panel de manera regular con coste bajo y de manera desasistida”, añade. Por ello, en abril de 2014, tras desarrollar el diseño conceptual del proyecto, registraron la solicitud de patente del sistema en Estados Unidos para crear la propia empresa, Cleandrone.

La incorporación de Diego Muñoz como ingeniero especializado en robótica permitió dar un salto, incorporando inteligencia artificial al proyecto. De este modo, en el 2015 llegó la inversión para poner en marcha los equipos ingenieros electrónico y mecánico, lo que les llevó a determinar que era posible que el dron pudiese limpiar una superficie de cristal con éxito. De aquí se fundó la empresa propiamente dicha, con una entrada de capital de 120.000 euros para focalizar todo el esfuerzo de un equipo de ingenieros a tiempo completo.

Actualmente el equipo se encuentra en la fase de automatización de los aparatos, de modo que los drones dispongan de un punto de recarga propio, donde alimentarse de electricidad pero también de los fluidos. “Esto permite no solo trabajar con paneles solares, también con grandes edificios para limpiarlos y evitar así exponer personas al riesgo de las alturas”, apunta Pardell.

Para ello, se configurarían equipos de drones que trabajarían en un mismo emplazamiento, coordinados de manera automatizada y controlables a distancia, capaces de determinar cuándo y cómo actuar gracias a la aplicación de inteligencia artificial. La firma prevé poder comenzar a comercializar parte del producto a finales de este 2016, mientras que la última fase llegaría a mediados de 2017.

De echo, el desarrollo de Cleandrone ha abierto la puerta a otras iniciativas, como por ejemplo aplicar los drones no solo para limpiar, sino también, por ejemplo, para pintar grandes edificios. Otra idea que parte del mismo punto, bautizada como Sherlock, se materializa en un producto de inspección de placas solares, que permitirá analizar plantas solares de manera ágil y detectar los módulos que no funcionen correctamente.

Cleandrone cuenta con un plan de negocio que prevé que en el 2018 empiecen a tener beneficios, del orden de un millón de euros y una facturación de 7 millones, mientras que en 2020 los beneficios serían de 7 millones y la facturación de 17 millones de euros.