RELEVO EN LA CÚPULA DE UGT

Cándido Méndez: 'Tiene que haber un gobierno de pacto y sin exclusiones'

Cándido Méndez,  secretario general de UGT.

Cándido Méndez, secretario general de UGT. / periodico

MERCEDES JANSA / MADRID

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En el próximo congreso de UGT, que se celebrará del 9 al  12 de marzo, Cándido Méndez (Badajoz, 1952) deja la secretaria general tras 22 años. Desde ese mirador de la sociedad, ha visto -y ha sufrido- casi todo. Gobiernos de distinto signo político, comportamientos poco éticos de compañeros en relación con el dinero, unas cuantas huelgas generales y una recesión económica sin precedentes. Él, que se define como un "tipo corriente", espera que en vísperas de su despedida se cumpla su deseo de que haya un Gobierno para el cambio.

-Usted da importancia a que las fuerzas progresistas de la Europa del sur abanderen ahora otras políticas para salir de la crisis ¿Por qué? 

-Las fuerzas políticas progresistas en Europa no tienen el grado de cohesión europeista que tienen los sindicatos y, o se resuelve esto o tendremos carencias ante la posibilidad de fraguar un alternativa distinta a las políticas de austeridad con otras propuestas de crecimiento y recuperación de los valores de la Unión Europea, como el pleno empleo, los derechos sociales o la economía productiva. Los discursos populistas y racistas inclinan la balanza peligrosamente a su favor.

-¿Qué papel juega España en ello?

-Sería deseable un gobierno de cambio porque hay más de 15 millones de personas que han votado por el cambio. Podría ser el catalizador de nuevas políticas en el sur de Europa. Junto a Francia, Italia, Grecia, Portugal, acumulamos más del 50% del PIB y su papel seria impulsar el crecimiento de una economía sostenible, la reindustrialización, la creación de empleo no deslocalizable...

-Pero se demoniza a un gobierno de este tipo.

-Si tenemos un 20 % de paro, una gran devaluación salarial, el 100% de deuda pública y más del doble de deuda privada, no sé de qué buena situación hablan. Con las políticas de austeridad hemos llegado a esta situación y no hemos resuelto el problema del déficit. Entonces, como en el chiste, habría que preguntarse, ¿pero de qué se ríen?

-Hoy la izquierda se sienta a la misma mesa ¿Tienes esperanza de que haya acuerdo?

-Si parten de una posición objetiva y realista podrían buscar fórmulas de acuerdo para la investidura y otras más avanzadas para un programa de Gobierno para toda la legislatura. Pese a los 15 millones de votos nadie tiene mayoría suficiente para imponer su programa. Así pues tiene que ir a la renuncia y la transacción. Y sin exclusiones. Soy de los que piensa que Ciudadanos es un partido que está por el cambio, aunque haya cosas de su programa que no comparto. Pero hay que negociar sin líneas rojas  ni vetos, con el objetivo de que se pueda producir la investidura que arroje un nuevo gobierno. La mayoría absoluta ha muerto, viva la transacción, el diálogo y el pacto. Aunque en España hay poca cultura en este sentido, los sindicatos y la patronal somos un ejemplo, llevamos años firmando acuerdos. Todo es posible con voluntad de buscar equilibrios. Repetir las elecciones seria la constatación de un fracaso.

-¿Cree que el referéndum en Catalunya es una línea roja?

-Hay una acumulación de errores por estrategias políticas deliberadas para prevalecer en el resto del país a costa de Catalunya que nos han llevado a una situación muy mala. Eso ha generado en la mayoría de la población unas expectativas, que no comparto,  de que 'si fuéramos independientes viviríamos mejor'. UGT está por la reforma de la Constitución y se debería formar una ponencia constitucional en la nueva legislatura que permita superar la incomunicación y recuperar la sintonía con las personas que cree que la solución es la independencia. Ahora que se habla de Schengen y de levantar fronteras, se debería tener en cuenta, no como arma arrojadiza, sino como elementos de persuasión, las consecuencias económicas de la separación.

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-¿Qué es lo que más le ha preocupado en estos 22 años?

-Me han ocupado las 24 horas el día temas como la PSV que encontré cuando llegué, que costó 15 años resolver, sobre todo para los cooperativistas, y en el que se acreditó la inocencia de UGT. Ha habido momentos duros y dolorosos, como cuando supimos que José Ángel Fernández Villa se acogió a la amnistía fiscal. Pero en el plano general, hemos pasado tres años muy duros por medidas encarnizadas sobre el salario y el empleo y un intento de amordazar y perseguir a los sindicatos por defender el derecho de huelga. Aunque han absuelto a los 8 de Airbus quedan  300 sindicalistas procesados.

-¿Algún consejo para su sucesor?

-Buenas dosis de humildad, pero no en el sentido judeocristiano del término. Cuando yo llegué al puesto venía de la federación más numerosa y más variada de todas,  Andalucía, pero ser secretario de la confederación incorpora una factor cualitativo, que no cuantitativo, que te da otra dimensión. Y aunque hay tres candidatos, el congreso debe quedar cerrado cuando terminemos de cantar la Internacional, en la clausura.