CRISIS EN LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL

El escándalo de Volkswagen se mancha de gasolina

Volkswagen Polo, Golf y Passat, el Audi A1 y A3, el Seat Ibiza y el Skoda Octavia, entre los nuevos modelos afectados

Coches de Volkswagen acumulados en trenes, en Wolfsburg.

Coches de Volkswagen acumulados en trenes, en Wolfsburg.

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Acada hora que pasa el escándalo de Volkswagen parece adoptar una nueva dimensión. Ahora su polémica manipulación de hasta 11 millones de sus vehículos diésel para esquivar los controles de emisión de gases contaminantes llega hasta los de gasolina. Según confirmó ayer el ministro de Transporte alemán, Alexander Dobrindt, en una sesión parlamentaria,  el gigante de la automoción contaría con 98.000 coches con motor de gasolina afectados en los que las cifras de dióxido de carbono (CO2) emitidas no se corresponderían a los valores reales. Esta cifra forma parte de los nuevos 800.000 coches con irregularidades reconocidas por VW el martes.

La nueva ramificación del que hasta ahora se conocía como dieselgate extiende el número de modelos «infectados» por la mala praxis de la poderosa empresa germánica. Entre los coches de gasolina afectados estarían el Volkswagen Polo, Golf y Passat, el Audi A1 y A3, el Seat Ibiza y el Skoda Octavia. La ampliación del escándalo hacia la gasolina es un problema añadido para el recién nombrado presidente del grupo, Matthias Müller, que en los próximos días se reunirá con el consejo empresarial para intentar paliar la peor crisis de la historia de la marca.

La pesadilla de Volkswagen ha tomado un nuevo rumbo en las últimas horas. El martes por la noche el principal productor automovilístico europeo anunció que hasta 800.000 vehículos más presentaban «irregularidades» y estaban afectados por las manipulaciones para evitar el control de gases contaminantes. Según apuntó ayer el diario económico 'Handelsblatt', la implicación de motores de gasolina en el escándalo fue denunciada por un trabajador de la compañía, que informó directamente a Müller, lo que contradice la versión oficial que apuntaba a una auditoría interna. El rotativo también informó de que ante la falta de detección del fraude se sospecha de la implicación de altos directivos.

GOLPE AL SECTOR

En la mañana de ayer la compañía se despertó con un duro mazazo en los mercados, donde registró unas pérdidas en el valor de sus acciones en la bolsa de alrededor del 10%. En las últimas seis semanas la multinacional de Wolfsburgo ha perdido el 40% de su valor y está afectando a la credibilidad del sector automovilístico alemán. Volkswagen cerró la jornada bursátil con unas pérdidas del 9,50%, mientras que sus competidores BMW y Daimler cayeron el 1,20% y el 2,08%, respectivamente. En ambos casos los precios se recuperaron durante la tarde tras unas primeras horas muy duras.

Las cifras del índice DAX de Fráncfort evidencian la creciente desconfianza en un sector del que Alemania ha presumido durante años por su excelencia y rendimiento. Las dudas se tradujeron ayer en otra mala noticia: la agencia de calificación Moody's rebajó la nota de solvencia de Volkswagen a la A3, una  nueva alerta a los inversores de un mayor riesgo y de una menor credibilidad en sus previsiones. Las perspectivas del grupo hasta finales de año son claramente negativas.

El nuevo episodio del dieselgate lastró el mercado automovilístico europeo. La caída de VW arrastró a los principales fabricantes de vehículos del continente. La italo-estadounidense Fiat Chrysler se hundió el 2,68%, mientras que la francesa Peugeot tuvo una bajada del 1,89%. Tan solo la gala Renault se recuperó con una ligera mejora en el valor de sus acciones del 0,84% al cierre.

La lujosa Porsche acusó su vinculación con el nuevo capítulo del escándalo con un desplome del 8,01%. El martes, tras la denuncia de la EPA estadounidense sobre su implicación en la manipulación de los motores de sus vehículos para engañar a los controles de contaminación, la compañía se vio forzada a suspender las ventas en EEUU del Porsche Cayenne diésel, uno de sus modelos más populares y comercializados.

Expertos de la sociedad financiera suiza UBS, citados por  'The Guardian', apuntaron que el coste del escándalo podría elevarse hasta los 35.000 millones de euros, equivalente a dos terceras partes del valor de mercado del principal productor automovilístico europeo y segundo mundial. Müller había apuntado el martes que los costes serían de alrededor de 10.000 millones de euros, aunque los expertos aseguran que a esa cantidad hace falta añadirle todo el dinero destinado a los juicios pendientes y sanciones impuestas.

La ampliación del escándalo hacia los motores de gasolina es otro revés a la pretendida política verde de Volkswagen. Aunque el CO2 no es directamente nocivo para la salud de los seres humanos, es la primera causa del calentamiento global. A falta de pocas semanas para que se celebre en París la decisiva cumbre sobre el clima, el papel de Alemania, uno de los principales impulsores mundiales de las energías renovables, puede verse cuestionado por su fuerte vinculación con Volkswagen. Según el Instituto Internacional de los Asuntos Europeos, el escándalo demuestra la debilidad de las políticas medioambientales de la UE y la fuerza del poderoso lobi automovilístico.