La Fiscalía alemana abre una investigación a Volkswagen

Martin Winterkorn, expresidente de Volkswagen, en la pasada edición del salón de Fráncfort.

Martin Winterkorn, expresidente de Volkswagen, en la pasada edición del salón de Fráncfort.

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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El escándalo de Volkswagen sigue creciendo día a día. Ayer, la fiscalía alemana de Braunschweig anunció la apertura de diligencias contra el expresidente del gigante automovilístico, Martin Winterkorn, para «depurar las responsabilidades» sobre la peor crisis de la historia de la compañía. La investigación judicial determinará si la manipulación de las emisiones de gases contaminantes en los motores diésel del grupo suponen un delito de fraude. Winterkorn dimitió de sus funciones el pasado miércoles y desde entonces espera una indemnización que podría elevarse hasta los 60 millones de euros.

En su primer lunes como nuevo presidente de Volkswagen, Matthias Müller vio como los títulos de la multinacional se desplomaban el 7,46% en la bolsa. El inicio de su mandato ha estado marcado por las nuevas revelaciones sobre un escándalo que está manchando a todo el sector automovilístico alemán. Audi confesó ayer que hasta 2,1 millones de sus vehículos están afectados por la manipulación del motor diésel EA 189. De entre los modelos «infectados» figuran el A1, el A3, el A4, el A5, el A6, el TT, el Q3 y el Q5. Otra filial del grupo, Skoda, reveló 1,2 millones de sus coches también incorporan el polémico software que se utilizaba para falsificar los resultados de las pruebas medioambientales. Hasta un total de 11 millones de vehículos de la compañía circulan por todo el mundo vulnerando los controles de contaminación.

UN SECRETO A VOCES / La prensa alemana informó ayer de que la compañía tenía constancia de la manipulación de sus vehículos desde hace años. Según apuntó el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung en el 2011 un trabajador emitió una queja interna alertando de que el uso de un dispositivo para esquivar las pruebas de contaminación de los coches era ilegal. Por su parte, el populista Bild aseguró que la compañía Bosch, responsable de la fabricación de ese software en el 2007, también avisó de su uso indebido.

Todas esas informaciones, de confirmarse, suponen un duro revés a la cúpula de Volkswagen y a su prestigio internacional. Desde que el polémico modus operandi del grupo salió a la luz por las investigaciones de la agencia medioambiental estadounidense (EPA), el mayor fabricante de coches del mundo ha recibido decenas de querellas de todo el mundo, incluso una realizada desde dentro de la propia Volkswagen para que se depuren responsabilidades.

La mayoría de los requerimientos judiciales han sido presentados por ciudadanos que se sienten estafados por las mentiras de la firma. El grupo de asesoría Hermes, accionista de Volkswagen, fue más allá y criticó duramente que la compañía haya ignorado la oportunidad de «empezar de cero» al situar como nuevo líder a un hombre de dentro como es considerado Müller.

ALEMANIA EN JAQUE/ El sector de la automoción es un pilar indispensable del motor económico europeo, representando casi el 18% de las exportaciones de Alemania en el 2014. El ejecutivo alemán se ha puesto las manos a la cabeza después que el escándalo haya hundido la bolsa y haya arrastrado consigo a otras grandes marcas como BMW. El fraude de Volkswagen amenaza ahora a Alemania desde una perspectiva económica, política y ecológica y las sanciones internacionales solo hacen que empeorar la situación.

La reacción más drástica hasta la fecha ha sido la de Suiza, donde se han prohibido las ventas de vehículos diésel de la compañía. Desde Washington y Londres no se ha sido tan severo aunque las sanciones pueden poner en jaque al gigante del automóvil. Aunque se han provisionado 6.500 millones de euros para hacer frente a las consecuencias del escándalo, la cifra podría no ser suficiente. Volkswagen tiene hasta el próximo 7 de octubre para que todos sus modelos diésel cumplan la normativa. Si no lo hace se expondrá a una nueva multa.

En un intento para empezar su titánica misión de lavar la imagen de la compañía, Müller suspendió ayer a los responsables de R+D de Volks-wagen, Audi y Porsche. Aunque entonces no se dieron más detalles, el viernes la compañía también anunció que apartaría temporalmente a ciertos empleados hasta que se depuraran responsabilidades. Müller también envió una carta intentando calmar a todos los trabajadores de la compañía, alrededor de unas 600.000 personas, asegurando que esclarecerá lo sucedido. Reconstruir la reputación de este gigante automovilístico será una ardua tarea para Müller y un quebradero de cabeza para Berlín.