Bruselas urge a los 28 países de la UE a investigar a la industria

Un ciclista pasa por delante de la planta de Volkswagen en Wolfsburg, Alemania, el pasado 23 de septiembre.

Un ciclista pasa por delante de la planta de Volkswagen en Wolfsburg, Alemania, el pasado 23 de septiembre.

SÍLVIA MARTÍNEZ / EVA CANTÓN
BRUSELAS / PARÍS

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La Comisión Europea no tiene competencias para investigar el escándalo en el que está sumido Volkswagen, pero es muy consciente del daño que puede hacerle a un sector puntero en Europa como es el de la automoción y ha pedido a todos los Estados miembros que se sumen a Francia, Italia y Alemania y lleven a cabo investigaciones a nivel nacional no solo sobre esta marca sino sobre todos los fabricantes.

«Lo que necesitamos ahora es tener una fotografía completa de la situación. Necesitamos saber si hay y cuántos son los vehículos certificados en la UE con el dispositivo manipulado que está prohibido por la legislación europea», explicó ayer la portavoz de Mercado Interior e Industria de la Comisión Europea, Lucía Caudet. Aunque son las autoridades nacionales las encargadas de velar porque las empresas cumplan la legislación comunitaria, Bruselas quiere ser una especie de plataforma de coordinación para facilitar el intercambio de información entre los Estados miembros.

Para ello ya ha previsto un encuentro a nivel técnico que tendrá lugar la semana del 5 de octubre y en el que participarán representantes de los 28 países de la UE. «Necesitamos que las autoridades nacionales de homologación informen sobre los resultados de sus investigaciones para llegar al fondo de la cuestión», añade Caudet.

Actualmente, las emisiones de los coches se miden en tests que se realizan en laboratorio. A partir de enero se modificará la legislación comunitaria y empezarán a realizarse en circunstancias de conducción real con vistas a tener mayor precisión. La Comisión Europea también estudia la posibilidad de modificar el reglamento del 2007 sobre certificaciones para mejorar el control y evitar, dado que existe reconocimiento de las homologaciones en los 28 Estados miembros, que haya fabricantes que opten por obtener la certificación en países menos rigurosos.

EL AZOTE FRANCÉS/ En lo que algunos ya han bautizado como el Volkswagengate, Francia, con una industria nacional potente formada por la alianza Renault-Nissan, PSA y Citröen, está siendo el país europeo más activo tanto para denunciar a la competencia alemana como para dar señales de que se investiga al propio sector y tranquilizar así a los consumidores. Así, la ministra francesa de Ecología, Ségolène Royal, anunció ayer la creación de una comisión independiente que llevará a cabo «tests aleatorios» en un centenar de vehículos en Francia para comprobar si respetan la normativa sobre el nivel de emisiones permitido.

Royal se reunió con representantes del sector del automóvil y exigió a constructores y concesionarios una «total transparencia», de manera que al consumidor se le puedan «aportar pruebas» de que no ha sido víctima del engaño. Además, anunció su intención de acelerar la reforma de los protocolos de control de emisiones contaminantes, para que se realicen en condiciones próximas a las que se producen en un contexto de conducción real. Estos cambios serán efectivos antes de finalizar el año, según Royal.

«Hemos pensado en realizar controles aleatorios en colaboración con mi ministerio», afirmó la ministra en la televisión BFM. El director de la Unión Técnica del Automóvil (UTAC) Laurent Benoît, indicó que los exámenes se harán en carretera a unos cien coches y que los constructores galos abrirán sus laboratorios a los inspectores para disipar toda sombra de sospecha.

Royal no dudó en denunciar como «una forma de robar al contribuyente» la estafa que tiene en el punto de mira al potente constructor alemán y el pasado martes anunció una investigación en profundidad sobre los métodos de VW para eludir la legislación. La ministra francesa recurrió a la agencia norteamericana de protección medioambiental para recabar datos sobre la naturaleza del fraude. También reclamó a las empresas francesas garantizar que no habían actuado igual que sus colegas alemanes.