EL ORIGEN DEL NEGOCIO

Rumasa, un imperio de barro

MERCEDES JANSA / MADRID

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No hacía ni un año en que Rumasa se había convertido en el primer grupo español en número de trabajadores, empresas y actividad, cuando el sueño se rompió. La expropiación del holding de la abeja, en febrero de 1983, que no estuvo exenta de polémica, convirtió la vida de José María Ruiz-Mateos en una pesadilla de la que, pese al volumen del fraude, no salió tan mal parado.

Tras más de 20 años de expansión imparable, el grupo contaba aquel particular 23-F con unas 700 empresas, aunque solo unas 250 estaban operativas. Empleaba a 60.000 trabajadores y había facturado el año anterior 350.000 millones de las antiguas pesetas, al cambio de hoy unos 2.108 millones de euros.

El negocio era variado y tocaba decenas de sectores: financiero, construcción, comercio, industria, alimentación y bebidas, publicidad y socioculturales, del tipo del Patronato Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Bajo el mismo manto de poder unipersonal se reunieron firmas y nombres de importancia en la España posterior a la Transición. Es el caso del Banco Atlántico, de sociedades bursátiles y financieras (Diagonal de Finanzas), decenas de inmobiliarias y urbanizadoras, grupos hoteleros (Hotasa), grandes almacenes (Galerias Preciados) y firmas de lujo (Loewe), bodegas (Federico Paternina, Conde de Caralt o Castellblanch), Hispano Alemana de Construcciones, y otras que también han sobrevivido a la ingeniera financiera, como Calmante Vitaminado o Roca Radiadores.

Pese a que en los cinco años anteriores a la expropiación abundaban los rumores sobre el entramado de pies de barro, Ruiz-Mateos compró empresas hasta la víspera. Cuando presentó el nuevo holding hace o10 años aseguró que el valor del grupo antes de su expropiación era de 12.000 millones de euros. Nada dijo de los números rojos.