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Marcar el inico de clase

Marcaropa.com prevé facturar este año unos 400.000 euros gracias a las etiquetas que producen para colegiales

Muestras 8 Paloma Álvarez, responsable de producción, en la sede.

Muestras 8 Paloma Álvarez, responsable de producción, en la sede.

ALBERT SEGURA / BARCELONA

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El inicio del curso escolar suele suponer más de un quebradero de cabeza para los padres, que recién llegados de las vacaciones tienen que apresurarse a comprar todo el material que los niños estrenarán con la vuelta al cole. Pero igual de importante es saber que el niño o niña no lo perderá a la primera de cambio o lo confundirá con el de un compañero de clase. La empresa Marcaropa.com parte de esta idea para ofrecer soluciones adaptadas ya no solo a la funcionalidad, si no a los gustos de los más pequeños, incorporando iconos y colores a las etiquetas identificativas de prendas accesorios.

La empresa, nacida a raíz de un proyecto de final de carrera, cuenta con unos 8 empleados y prevé cerrar el año 2015 con una facturación aproximada de 400.000 euros, el 40% procedente de la etiqueta blanca con letra negra. Actualmente opera solo en España, pero sus planes les han llevado a explorar otros mercados, sobretodo de Latinoamérica.

Kiko de Moya, el fundador, sabía que tener controladas las cosas cuando los niños van a la escuela es una de las preocupaciones de los padres, porque no es extraño que en más de una ocasión los pequeños lleguen a casa con algo que no es suyo. Procedente de una familia dedicada a la fabricación de pulseras termoadhesivas llamada Jupima, planteó dar un salto adelante a la tradición familiar.

«Estudié en el Institut Químic de Sarrià, y como proyecto final de carrera planteé un negocio en internet derivado de la empresa familiar, una evolución que sería como una spin-off, dedicado a la fabricación de etiquetas personalizadas para los pequeños», explica. Su propuesta suponía un salto cualitativo para la empresa, que en los años 80 fue la primera en dedicarse a la producción de ese tipo de pulseras, así como parches para ropa.

Así decidió poner en marcha la idea en el 2006, junto con su hermano que lo ayudó a crear la web con la que vender. A diferencia de otros productos servidos on line, este no permite almacenar grandes cantidades, ya que son pedidos que se hacen al momento, con elementos propios y diseños que el cliente crea a través de la web. «Esto nos obliga a renovar la maquinaria cada año o año y medio, buscando los aparatos que mejor se adapten a nuestro tipo de producción, capaces de elaborar las etiquetas con mayor rapidez y reduciendo costes», señala de Moya.

Los primeros modelos eran los más sencillos, etiquetas de fondo blanco y letra negra; pero con el tiempo y la modernización de esta maquinaria se han incluido nuevos tipos de letras, colores y hasta iconos y dibujos. Todo esto ahora también se puede estampar sobre prendas como bolsas, que también se venden a través del portal.

Estos días son los de más demanda. «Entre julio y octubre tenemos una gran cantidad de pedidos que nos llegan de todas partes, sobretodo de etiquetas, coincidiendo con la vuelta a la escuela, cuando la gente tiene que marcar todo lo que el niño llevará a clase», apunta Paloma Álvarez, responsable de producción. Los más solicitados suelen ser los rollos de 100 etiquetas, que rondan los 9,50 euros, una cantidad que Álvarez asegura que se queda corta a veces cuando se junta la vuelta al cole y el cambio de armario.