UGT y CCOO se preparan para el relevo generacional

Los tiempos cambian también para los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT que hace dos años iniciaron un proceso de renovación que llegará  hasta los máximos dirigentes. Acuciados no sólo por las nuevas formas de participación y de intervención pública surgidas al calor de los nuevos movimientos sociales que incubó la crisis, sino por una imagen dañada por diversos casos de corrupción, la irrupción de las tecnologías y la caída de afiliación, ambas centrales están inmersas en un cambio de personas y de formas de trabajar.

Los códigos éticos de comportamiento para los dirigentes del sindicato y los representantes en las empresas, la reducción de mandatos, la publicación de las cuentas… Son algunas medidas que UGT y CCOO han puesto en marcha desde la primavera del 2013, cuando celebraron los respectivos congresos confederales.

LOS JÓVENES

 "Los jóvenes quieren que les hable un joven", afirmaba hace unos días Cándido Méndez, que dentro de nueve meses dejará la secretaria general de UGT tras más de dos décadas. Esta central ha adelantado un año su congreso ordinario y cuando se celebre en marzo del 2016 el cambio de dirigentes llegará a más de 50% de sus órganos de dirección. Méndez asegura que el sindicato no quiere quedar al margen de "los cambios que se están produciendo en el país".

Antes de encontrar el sucesor -aparece destacado Miguel Ángel Cilleros, responsable de la federación de servicios para la movilidad y el consumo- UGT debe poner en marcha un ajuste en su estructura organizativa. En el anterior congreso ya redujo a la mitad el número de federaciones y quedaron en seis. Dentro de un año serán tres.

CCOO lleva el mismo camino aunque deberá esperar hasta febrero de 2017 para cerrar la etapa Toxo. El anterior cónclave se resolvió con una renovación y rejuvenecimiento del 42% de la comisión ejecutiva, la reducción de los cargos y la entrada de más mujeres.

AJUSTE ECONÓMICO

La reorganización interna también responde a una necesidad económica, derivada de la crisis. Desde que hace un lustro comenzó la destrucción de empleo, las centrales han visto mermada su afiliación. "Cuando hay que hacer ajustes en la vida doméstica, no solo se ahorra en el recibo de la luz", explica Fernando Lezcano, secretario de organización y comunicación de CCOO.

Las centrales tienen documentado el porqué de las bajas de afiliados. A los parados hay que añadir los miles de jubilados y prejubilados víctimas de los ajustes de plantilla así como el paso de muchos asalariados a autónomos que no ven necesario el asesoramiento sindical.

La renovación social dará paso a nuevos trabajadores con un perfil más técnico que manual y con un nivel de formación superior al de sus padres. Las tecnologías abren nuevos espacios de conocimiento de los problemas de los trabajadores y de participación de estos, que ya se llevan tiempo utilizando. Por ejemplo: para aprobar el código ético las federaciones de CCOO pidieron la opinión a sus militantes mediante correo electrónico.

Pero el trabajo sindical a pie de empresa no será sustituido por las nuevas formas asamblearias de la política. "Un sindicato no se monta desde una tertulia de televisión", ha dicho Méndez, preguntado sobre si el caso de Podemos puede tener su réplica sindical. "Un partido sí, porque solo necesitas un cabeza de cartel. Para hacer un sindicato necesitas dirigentes en los centros de trabajo", argumenta.

"En el mundo sindical no opera la misma lógica que en el político", explica Lezcano. Un sindicato, señalan los interlocutores de ambos, desempeña un trabajo más alejado del foco mediático, más centrado en las empresas, en la intermediación y en la negociación colectiva, y es ahí donde los sindicalistas se juegan su imagen.