profesionales para los mercados

La bolsa reclama físicos y matemáticos

Gestoras de fondos como la célebre Renaissance Technologies ofrecen a científicos salarios de hasta 250.000 dólares anuales para empezar en Wall Street

Imagen de 'El lobo de Wall Street'.

Imagen de 'El lobo de Wall Street'. / periodico

EDUARDO LÓPEZ ALONSO / BARCELONA

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Físicos y matemáticos trabajan en la bolsa. Hace ya tiempo que el olfato sirve de poco en los mercados financieros, donde los profesionales más cualificados muchas veces proceden del mundo científico. Tentados por ingresos elevados, los reyes de la ciencia han encontrado una salida práctica a la excelencia teórica, han transformado su mundo de fórmulas en un puente con el mundo real, una fábrica de predicciones que se transforman (salvo imprevistos) en dinero y beneficios.

"Sueldo inicial en el primer año entre 125.000 y 250.000 euros, en función de la experiencia", es la tentadora oferta de Renaissance Technologies a aquellos físicos y matemáticos interesados en cambiar de aires y sustituir el mundo de Sheldon Cooper (el de 'Big Bang Teory') por el de 'El Lobo de Wall Street'. Una apuesta que lleva a trasladarse a Nueva York a diseñar programas informáticos capaces de avanzarse a lo impredecible, una entelequia equivalente a la conjugar las leyes del universo con las de teoría cuántica pero de manera más prosaica.

JAMES HARRIS SIMONS

No es que el asunto de los mátemáticos o físicos en la bolsa sea nuevo. Desde principios de siglo la lógica vestida de número intenta dar carácter científico a la Economía, una clara derivada de la sociología. Pero hay algo más además de la ecuación de Black, Scholes y Merton. El gran gurú de los nuevos expertos científicos en bolsa es James Harris Simons, definido habitualmente como el mayor mercader financiero de todos los tiempos. Pese a estar jubilado, es su empresa la que marca tendencia y la que demanda a los nuevos genios, esa Renaissance Technologies capaz de, en entornos de turbulencia, ganar y ganar, casi siempre a costa de un tercero.

Pese a que nada es seguro, los expertos identifican a Harris Simons como el artífice de grandes operaciones millonarias bursátiles que especialmente enriquecen al gestor. Su propietario se ha convertido en uno de los hombres más ricos del planeta moviendo el dinero ajeno y explotando mediante herramientas científicas las ineficiencias del sistema. Esa es la estrategia de sus físicos y matemáticos, encontrar las fisuras que permiten obtener beneficios de las grandes transacciones que se producen en el mercado bursátil. Uno de sus algoritmos determina en que momento se producen esas ventas y compras masivas y aprovecharlas en beneficio propio.

ELEVADAS COMISIONES

El truco de su ganancia es el cobro de una comisión mínima del 5% del coste de la operación y del 44% de los beneficios obtenidos. La clave del asunto es explotar al máximo la codicia del inversor, que simplemente da una parte importante de lo que todavía no tiene. La firma se escuda en que todas sus operaciones tienen un elevado coste, dado que requieren rápidas operaciones de compraventa, de equilibrio de carteras, que en la práctica traspasan las pérdidas a un tercero sin herramientas suficientes para reaccionar rápido a cambios de tendencia del mercado.

3.000 POSICIONES SIMULTÁNEAS

Los expertos de la firma no hacen más, ni nada menos, que seleccionar una cartera de acciones, asumir riesgos para conseguir que la media de subidas y bajadas, ganancias y pérdidas, tenga un resto positivo. Seleccionar las cuantías justas para cada título, de manera que el resultado final de órdenes casi semiautomáticas y basadas en modelos matemáticos de predicción ofrezca un beneficio. Un portfolio que arroja un balance positivo máximo. Más de 3.000 posiciones simultáneas puede tener el fondo de inversión para conseguir las mayores ganancias a cualquier precio.

LOS NUEVOS PROFESIONALES

Universitarios, másteres, expertos en informática, matemáticos y físicos están en el punto de mira de las firmas de bolsa. Se les exige expediente académico impoluto, y la experiencia en entidades financieras es un valor añadido. Necesitan ser expertos programadores y analistas, con conocimientos de Java, de C+ y C++, de servidores de redes, capaces de desarrollar aplicaciones en Linux, Solaris o Windows. Si todo eso existe en su currículum y en su mente, quizá quiera abandonar su vida actual y embarcarse en la locura de Wall Street, al menos hasta que su cuenta de resultados diga basta y desee volver a sus orígenes y explicar las razones que explican el mundo en que vivimos, las leyes que marcan el Universo y las partículas subatómicas.