HISTORIAS MÍNIMAS

Vestidos inteligentes

Madre Mía del Amor Hermoso crea prendas con aromaterapia, antiestrés o antimosquitos

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EVA MELÚS / BARCELONA

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La diseñadora industrial Laura Morata (52 años) creó motos, tostadoras y los enseres cotidianos menos imaginables antes de cumplir los cuarentayalgo y lanzarse a la aventura de crear Madre Mía del Amor Hermoso, una marca de ropa casi de ciencia ficción que ha desarrollado personalísimos vestidos de novia con microcápsulas de aromaterapia que se rompen por fricción o prendas de tejidos nobles que rechazan manchas y mosquitos. Algunas de sus creaciones cambian de color con la temperatura y otras se cargan de energía solar y brillan en la oscuridad. Las hay que incluso ahuyentan el estrés, repeliendo la energía electroestática.

La empresa, que este año celebra su décimo aniversario, ofrece una línea de vestidos para novias poco convencionales que expone en un taller showroom de 240 metros cuadrados, en la calle de París de Barcelona, y una segunda línea más reducida de urban chic, ropa de autor para mujeres urbanas que se distribuye únicamente en su tienda online.

La marca produce siempre un número limitado de cada diseño y no hay temporadas. «Vamos creando y punto», señala Morata. «Somos antiglobalización y estamos en contra de un sistema que nos hace ir a todos iguales con modas que cambian cada tres meses», añade.

Madre Mía quiere promover nuevos hábitos de compra. «Nuestras prendas son atemporales e invitamos a ser más sostenibles, a comprar más calidad, a comprar menos y a lavar menos gracias a la innovación. Y nuestros precios no son los de una gran superficie, pero son razonables», explica.

A contracorriente, la empresa resiste y durante el 2013 facturó 70.000 euros. «Está bien para mí. El objetivo final es internacionalizarnos, pero no quiero ser una superempresa a costa de según qué cosas», asegura. Más allá de su tamaño, Madre Mía se ha convertido en un referente de la nueva tecnología textil, con mucha presencia en los foros de empresarios. «Madre Mía nació para innovar», señala la empresaria. «La industria catalana textil fue puntera y se vino abajo, pero hay mucho conocimiento acumulado que no debe desaprovecharse», recalca.

Uno de los objetivos filosóficos de su marca, afirma, es democratizar los avances aplicados al textil. «La tecnología ya existía en muchos casos. Las microcápsulas, por ejemplo, se utilizan en cosmética o en productos de limpieza y otros tratamientos son usados en tejidos sintéticos utilizados en prendas deportivas», explica Morata. «Pero yo he investigado durante muchos años para utilizarlos sobre tejidos naturales, como la seda o el algodón, sin cambiar sus características», añade. De esta forma, la ropa se convierte en una herramienta para solucionar problemas. El aroma de jazmín y de vainilla tranquiliza a las novias sin reducir su energía, y la fresa y la manzana ácida de algunas prendas de la línea urban chic sube el ánimo.

Un asunto familiar

Morata siempre tuvo curiosidad por la parte mecánica de las cosas. «Me interesa mucho la industrialización vivida en todos los aspectos, coger una materia prima, modificarla y crear un producto que la gente necesite y compre. Mi negocio ha sido la ropa, pero podría haber sido otra cosa», asegura.

Posiblemente, fue ropa porque el textil se ha vivido de forma especial en su familia. Su abuelo fue sastre en una importante casa de modas de Barcelona y su madre era decoradora de interiores. «En casa todos somos muy creativos. Es algo que no se aprende. Es una manera de pensar y de hacer, y en el caso de la ropa, siempre lo hemos vivido como muy nuestro. Siempre hemos tenido presente qué sientes y qué te pasa cuando te vistes. Comunicamos mucho al hacerlo».

Era casi natural que las dos hermanas pequeñas de Morata se acabaran incorporando al negocio. Ella ejerce de directora general y aporta la vertiente tecnológica a la empresa, aunque también diseña. Primero llegó Carolina, la mediana, diseñadora. Aunque ya había trabajado con su hermana mayor en un proyecto de ropa infantil, siempre se ha movido en el mundo de la alta costura y lidera la parte más creativa del proyecto. Diana, la pequeña, es actriz, guionista y experta en medios audiovisuales y ha asumido la comunicación.