EMPRENDEDORES (3 DE 5)
China, centro de la innovación y las tendencias de consumo, también en medioambiente
El gigante asiático se ha convertido en referente y amenaza para las empresas tecnológicas de occidente
Eduardo López Alonso
Periodista.
Trabajo en El Periódico de Catalunya desde 1992, la mayor parte de ese tiempo en la sección de Economía. Ahora, en la sección Panorama que agrupa a Economía, Política e Internacional. Antes estuve en el diario ABC (Economía), Televisión Española (Economía), Grupo Recoletos (gratuitos locales) y en el ámbito de las televisiones locales (realizador). Licenciado en periodismo, diplomado en publicidad, máster de Información de Económica por la UAB y el Col·legi de Periodistas de Catalunya, cursé el doctorado de Económicas en la Universitat de Barcelona, pendiente de tesis doctoral ('Gestión de medios de comunicación en tiempos de crisis'). Autor del libro 'Las prejubilaciones del menosprecio'.
EDUARDO LÓPEZ ALONSO / Barcelona
China es el centro del mundo. Quizá esté lejos desde un punto de vista geográfico y cultural pero lo cierto es que cualquier emprendedor debe tener en su punto de mira, aunque sea en el rabillo del ojo, al gigante asiático. Hace ya décadas que China dejó de ser comunista para convertirse en el país más capitalista de la Tierra y de sus fábricas y sus mercados surgen las tendencias que marcan la vida del resto del planeta. La razón no es otra que su potencial económico, sus millones de habitantes y la necesidad imperiosa de sus gobernantes de mantener ese ritmo de crecimiento demencial para evitar el colapso político, social y de las finanzas del país, y la amenaza de una revuelta de alto calibre.
Expertos en consumo como el profesor del IESE José Luis Nueno ya pronosticaban hace una decena de años que China se convertiría en el principal prescriptor de productos de consumo para Occidente. La razón era, y es, obvia. Cualquier producto de éxito en China tiene la plataforma industrial óptima para impulsarse por todo el mundo con estructuras de costes inimitables. Además no hay que subestimar el éxodo de ciudadanos chinos por todo el mundo, que de forma discreta se han colocado en el entorno cotidiano, en bares y tiendas de todo tipo, y transformándose ellos mismos en una embajada comercial y de nuevas formas de consumo.
Tendencia y amenaza
Pero China no solo marca las tendencias en productos de gran consumo, es ya una amenaza para sectores usualmente reservados a las empresas del rico occidente. Los expertos de Trendwatching destacan con rotundidad una previsión: "China será el epicentro de la ecoinnovacion en el 2014". Y es que el medioambiente es una de las grandes asignaturas del desarrollismo desbocado de China, por lo que buena parte de los esfuerzos millonarios del gigante se están destinando a innovaciones en medioambiente en el sector de la energía, el transporte, la construcción... La teórica ventaja competitiva de las empresas occidentales en el campo medioambiental está claramente amenazada. Si la idea de producto chino se asocia en el futuro a un producto innovador, de alta tecnología y respetuoso con el medioambiente, los cimientos de la actual cultura consumista mundial estarán resquebrajándose.
Ejemplos
Un viaje a China suele contribuir a romper esquemas y corroborar otros. Los expertos de Trendwatching destacan que esta tendencia de protección al medioambiente se ha apoderado ya de la gran metrópoli asiática. Un ejemplo son esas máquinas expendedoras inversas instaladas en el metro de Pekín, que permiten a los pasajeros reducir el coste del billete si reciclan botellas de plástico. O la iluminación inteligente instalada en algunas ciudades, que mediante lámparas led y potentes sistemas informatizados optimizan el consumo energético.
Otro ejemplo de innovación en el campo de las energías es el desarrollo de ventanas inteligentes llevado a cabo por la Academia de Ciencias de China. La ventana en cuestión ahorra y genera energía al mismo tiempo gracias a un recubrimiento de óxido de vanadio sensible a la temperatura que regula y almacena electricidad en unas células solares ubicadas en el marco de la ventana.
Paneles solares y autoenergía
En esta línea, el mercado energético tiembla ante la presión de los fabricantes chinos en la producción industrial de paneles solares o fotovoltáicos. Las caídas de precios hacen cada día más viables las instalaciones de autoabastecimiento energético, algo que es considerado como una seria amenaza por las compañías eléctricas. El marco regulador intenta evitar esa revolución energética.
La organización que representa a la industria fotovoltaica de la UE, EU ProSun, ha denunciado ante la Comisión Europea que China está vulnerando el acuerdo alcanzado para poner fin a la guerra comercial por los paneles solares y le ha exigido que actúe. "Las reglas comerciales de la UE están siendo vulneradas sistemáticamente por los fabricantes chinos. Ni un solo fabricante chino parece estar siguiendo los precios mínimos acordados para las importaciones a la UE", ha dicho el presidente de EU ProSun, Milan Nitzschke.
Dumping
"Los productos solares chinos objeto de dumping siguen inundando el mercado de la UE, destruyendo la industria europea y puestos de trabajo. La Comisión debe actuar rápidamente para detener estas infracciones y aplicar sanciones", ha resaltado. EU ProSun ha remitido 1.000 páginas de documentación al departamento de Comercio del Ejecutivo comunitario que contienen alrededor de 1.500 ofertas de empresas solares chinas que proponen precios por debajo del nivel mínimo acordado entre Bruselas y Pekín.
La UE impuso a mediados del año pasado recargos arancelarios antidumping a los paneles solares procedentes de China. Pekín respondió con medidas similares pero finalmente las dos partes llegaron a un acuerdo sobre un sistema de precios mínimos para resolver esta guerra comercial.
El modelo de ciudad
La obsesión china por el medioambiente ha llegado incluso al desarrollo de un proyecto inmobiliario (por supuesto, macro) de una ciudad sostenible y ecológica, una ciudad peatonal y con predominio de los espacios verdes. La ciudad tendrá unos 350.000 habitantes y ha recibido el nombre de Tianjin Eco-City. A 150 kilómetros de Pekín, la nueva ciudad aspira a convertirse en un nuevo modelo de desarrollo para toda Asia y estará completada en el 2020 (en colaboración con Singapur). La futura ciudad es un ejemplo de que China y sus tecnologías marcan la ciudad del futuro y las oportunidades y riesgos de la actividad empresarial de los próximos años.
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