MERCADO AUTOMOVILÍSTICO

El PIVE 6 pone coto a la reventa de coches fuera de circulación

El cobro de la ayuda requiere estar al día del impuesto municipal desde el 2013

Coches estacionados en un desguace de Madrid.

Coches estacionados en un desguace de Madrid.

ANTONI FUENTES
BARCELONA

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La picaresca había convertido los anteriores planes PIVE de ayuda a la compra de turismos en un zoco en el que se revendía la chatarra. La sexta edición del PIVE, que entra en vigor hoy viernes, intenta poner coto a esa práctica de numerosos intermediarios que compraban coches fuera de circulación y los ofrecían a concesionarios y a particulares para percibir la subvención de 2.000 euros.

El real decreto publicado ayer en el BOE sale al paso de una situación que pervertía el objetivo medioambiental de las ayudas de retirar de circulación vehículos de más de 10 años de antigüedad. En realidad, muchos de los turismos que los compradores acogidos al PIVE entregaban para achatarrar hacía meses o años que ya no circulaban.

Con el fin de taponar esa fisura legal, el nuevo decreto establece como novedad que el comprador de un coche nuevo que quiera acogerse al PIVE tendrá que «ostentar la titularidad del vehículo a achatarrar, así como presentar el último recibo del impuesto de vehículos de tracción mecánica, debidamente abonado, al menos desde el ejercicio 2013».

BUSCADORES DE CHATARRA / Este requisito puede complicar la picaresca, aunque es posible que siga a menor escala, según destacó ayer uno de los intermediarios que buscan coches de desguace como reclamo para los clientes de una red de concesionarios. Este conseguidor de chatarra ofrece sus servicios, al igual que centenares de ellos, en páginas de anuncios en las que se pueden leer eslóganes tan claros como «compramos vehículos para plan PIVE».

«La exigencia de estar al día del impuesto de circulación es incluso mejor para mí porque hasta ahora tenía que pagar yo la tasa al hacer el cambio de titular en Tráfico», afirma. Normalmente, los intermediarios pagan unos 200 euros por los coches fuera de circulación que el concesionario ofrece a los clientes por 500 euros que en alguna factura aparecen como «gastos PIVE».