QUERELLA EN LOS JUZGADOS DE BARCELONA

La empresaria y mecenas Liliana Godia, acusada de fraude fiscal

Liliana Godia, en el 2009, en el acto de entrega de la Llave de BCN.

Liliana Godia, en el 2009, en el acto de entrega de la Llave de BCN.

J. G. ALBALAT
BARCELONA

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El Servicio de Delitos Económicos de la Fiscalía de Barcelona ha presentado una querella contra la empresaria Liliana Godia y su marido, Manuel Torreblanca, así como contra un antiguo administrador de dos de sus sociedades, por 14 delitos contra la Hacienda por presuntamente haber defraudado 5,7 millones. Godia, una influyente mecenas e inversora, heredó una fortuna de su padre, el empresario y piloto de fórmula 1 Francisco Godia, de quien se propuso honrar la memoria a través de la Fundación Francisco Godia, que expone en Barcelona una de las colecciones de arte más importantes de fondos privados de España.

Según la querella presentada en los juzgados de Barcelona, en el periodo del 2007 al 2011, la empresaria usó sociedades vinculadas a ella para «conciliar la llevanza de un nivel de vida traducido en elevados gastos personales» (superiores a 1,5 millones de euros anuales) con «la que burlar sistemáticamente» su obligación de tributar por las rentas que había obtenido. Sus ingresos procedían, fundamentalmente, de su participación directa en la sociedad BCN Godia, e indirecta en otras.

DIVIDENDO EN ESPECIES / En sus declaraciones de la renta, detalla la fiscalía, Godia reflejó «únicamente los exiguos rendimientos» de trabajo pagados por BCN Godia, propietaria de activos inmobiliarios y cuya actividad es el alquiler de viviendas y locales industriales. En el 2011, cuando el fisco ya le había abierto una inspección, sí reflejó esos rendimientos, pero solo «parcialmente». En lugar de dividendos, detalla la fiscala Raquel Amado, la sociedad pagó a la mujer «gastos estrictamente personales y familiares»: servicios y suministro de sus viviendas, chófer, viajes con vuelos privados, alquiler de embarcaciones, estancias en hoteles, compras de joyas, servicios de entrenador personal, equipos de gimnasia, alfombras o floristería, entre otros. Las otras dos sociedades también se hicieron cargo de gastos diversos, como el alquiler de un yate con tripulación en Mallorca, un amarre en Ibiza o un avión privado.

Estos gastos personales y familiares pagados por las tres sociedades, relata la querella, son rendimientos de capital mobiliario en especie percibidos por Godia y, como tales, deben tributar en su IRPF. Este sistema de «camuflaje contable» permitió eludir ese pago y además sus empresas pudieron «adelgazar su propia carga tributaria por el impuesto de sociedades y el IVA». Godia también supuestamente ocultó a Hacienda los intereses de sus cuentas en Suiza.

La querella de la fiscalía agrega que la empresaria es propietaria de numerosas obras de arte, muchas de ellas «cedidas en depósito y efectivamente depositadas» en la Fundación Francisco Godia, pero otras, cuyo valor asciende a 6,8 millones, están «ubicadas en sus diferentes viviendas». Su valor debería haber tributado y no se hizo.

En un comunicado, Godia y su marido mostraron su discrepancia con las consideraciones de la querella, y añadieron que los hechos descritos no están tipificados con delito, ya que el importe reclamado no asciende a los 120.000 euros establecidos para que exista infracción penal.