entrevista

Josep Piqué: «La crisis es cada vez más política que económica»

Piqué durante un momento de la entrevista en Sitges.

Piqué durante un momento de la entrevista en Sitges.

OLGA GRAU / AGUSTÍ SALA / Sitges

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Josep Piqué ha encabezado la 29ª Reunió del Cercle d'Economia, la última bajo su presidencia, cuyo testigo cederá en otoño. Está convencido de que gracias a este prestigioso foro de opinión se han abierto espacios de negociación para las reformas políticas que se requieren y, al entender del Cercle, deberían plasmarse en la reforma de la Constitución para adaptarla a la nueva realidad.

- ¿Qué les ha llevado a proponer una reforma de la Carta Magna?

-Hay una creciente convicción de la sociedad civil y del empresariado de que estamos al final de un ciclo en el que las instituciones que han sido útiles los últimos 35 años probablemente ya no lo son. Y sobre todo padecen un creciente desprestigio entre las generaciones más jóvenes y ha desaparecido el vínculo entre representantes y representados.

-¿Cómo se plasma la desafección ciudadana de la política?

-Los sistemas de representación política que tenemos desde la transición se han basado en el bipartidismo imperfecto tanto en España como en Catalunya. Parece que esto también se está acabando.

-¿Y qué riesgos entraña esa situación?

- La italianización de la política con una ciudadanía que pierde el vínculo con sus instituciones. Tras imponer desde Bruselas un primer ministro, de las elecciones surgieron fuerzas entre populistas y antisistema, como Berlusconi y Grillo. No hay que hacer equivalencias, pero el agotamiento del sistema de partidos que tenemos abre un nuevo escenario desconocido.

- Y ¿cuál es el mayor peligro a que se enfrente al democracia?

-Lo peor que puede pasar es la inacción. En el Cercle hay muchas sensibilidades, pero hay unanimidad con respecto a que lo que tenemos no es sostenible. Los ciudadanos no dan mayoritariamente un mensaje antisistema sino que piden mayor regeneración y representatividad democrática. Nos la jugamos con partidos encerrados en sí mismos y anquilosados, con funcionamientos poco transparentes, etcétera.

-¿En qué desemboca eso?

--De la misma forma que decimos que la crisis del euro es sobre todo institucional y política, la crisis en España es cada vez más una crisis política e institucional. La económica sigue siendo muy grave y con un paro dramático, pero se están empezando a generar las dinámicas necesarias para salir de la ella. Es muy probable que el año que viene haya tasas muy moderadas de crecimiento, no recuperaremos la capacidad de generar empleo neto hasta el 2015 y los equilibrios básicos en las cuentas públicas y exteriores, en el 2016 o 2017. Lo que no tenemos es un calendario para la reforma política, que significa la reforma constitucional y de nuestra estructura territorial.

-¿Es posible el consenso?

--Igual que hemos visto que el PSOE abría márgenes de maniobra, también se abrieron, no de forma tan explícita, por el president Mas en su discurso en las jornadas del Cercle. Lo importante es que vaya creciendo la predisposición de todos a dialogar.

-¿Debe haber déficits asimétricos?

-Comunidades como Catalunya, que han sido solidarias, si ahora necesitan un poco de solidaridad del resto es justo que se les diga que sí. Además la UE acaba de aceptar la relajación de objetivos de déficit de seis países y son diferentes. Si la UE practica la asimetría según la situación económica de cada país no parece lógico que aquí no se haga. Al final todos hemos de ser coherentes con el objetivo global.

-¿Cómo ha de ser el sistema de financiación autonómica?

-Tenemos un sistema constitucional de reparto de las competencias y de los recursos. Se trata de que cada administración tenga unos recursos suficientes para prestar adecuadamente las competencias que tiene. No ha de ser un debate sobre la redistribución del poder político sino sobre cómo repartimos los impuestos que pagamos entre las administraciones para que nos presten los servicios que necesitamos de la manera más adecuada. Es un debate federal, americano, alemán, australiano. Ojalá los hiciéramos así.

-¿Cuál es el calendario del final de su mandato?

--Ha quedado claro que el Cercle expone sus opiniones de manera absolutamente independiente, incluso en estos momentos de fuerte presión política ambiental. Tras el verano se abrirá el proceso de renovación. Por historia de la casa, la iniciativa le corresponde al presidente que lo consensúa con los expresidentes. Hay consenso respecto a que el presidente ha de ser una persona que mantenga la independencia de la casa y su ritmo de actividad.

-¿Podría ser una académico en vez de un empresario?

--¿Por qué no?