ENCUENTRO EN LA FUNDACIÓN RBA
El hombre del 3-6-3
Hacia 1968, un joven Eduard Punset regresó a España tras unos años de exilio y con buena formación en Londres y Los Ángeles. Un tarde de viernes acudió a pedir trabajo al director general adjunto de Telefónica,José Vilarasau. Congeniaron por lo que sabían de tecnología y de economía. Punset debía empezar el lunes siguiente, pero le comunicaron el despido. "Fue mi único trabajo que duró un día. Me debieron ver demasiado estrafalario", justificó anoche Punset -con un pie escayolado, fruto de una caída de la bicicleta mientras hacía recuperación de la rotura del otro pie- a modo de presentación del diálogo que iba a mantener con Josep Vilarasau sobre susmemorias (El extraño camino a La Caixa,
En el auditorio de la Fundació RBA había un centenar de sillas reservadas, con sus nombres, prueba de las amplias vinculaciones de Vilarasau a lo largo de su carrera. Primera fila para Alfredo Sáenz (Santander), Antoni Brufau (Repsol) y Josep Lluis Núñez (expresidente del Barça), entre otros. La mujer, Lola Mitjans, y los tres hijos del financiero (Daniela, Diego, Bruno). Ausencias más comentadas: Isidro Fainé y Ricardo Fornesa.
Sintonía entre Vilarasau y Punset la sigue habiendo, aunque el diálogo fuera dificil entre un creativo que divaga, acostumbrado a la entrevista de plató y un ingeniero del cuerpo de Hacienda y financiero, circunspecto y con tendencia a la frase breve, salvo para las anécdotas.
Los años 70
Las importantes reformas de los años finales de la dictadura, en banca y en telefonía -un capítulo importante del libro- ocuparon parte de la conversación. Aunque entrecortada como aquellos teléfonos de los 60: Punset decía que "cada uno sabe elegir cuál es su elemento que le hace vibrar y el tuyo, Josep, era la ingeniería", a lo que el otro respondía "No es esto, yo tenía el gusanillo de la economía desde antes de acabar la carrera".
Se centraron en la banca de los años 70 y Punset pidió a Vilarasau que repitiera el consejo recibido de la banca de negocios norteamericana. Lo resumió:"Practicar el 3-6-3. Retribuir los depósitos al 3%, prestarlos al 6% y a las 3 estar jugando al golf". De ahí salieron más frases hechas del sector ("captar mucho pasivo y dar solamente el crédito que sea imposible negarlo"), hasta llegar a una de las decisiones que marcan el carácter del personaje: la estrella de Miró como logotipo de La Caixa fue una idea de Vilarasau que convenció al artista para que la dibujara, convertida luego en tapiz, y que el consejo de la entidad rechazó. Se dijo que sería solo para centros culturales... "Y hasta hoy. Nunca hubo acta de aprobación del símbolo de la entidad", explicó entre sonrisas.
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