en contra

Por qué iré a trabajar

MANEL ESTELLER

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No creo ser sospechoso de connivencia con elgran capital, ni pienso competir con el conocimiento sobre los derechos y deberes de los trabajadores que mi compañero opinante de la página de al lado debe dominar a la perfección (lo de Derecho Penal siempre impresiona, ¿verdad?), pero quiero decir que este jueves 29 de marzo, mañana, yo iré a trabajar. ¿Por qué? Las razones son muy simples: me gusta mi trabajo, creo que es útil a la sociedad y no veo razones objetivas para no acudir a él.

Me gusta mi trabajo. Sé que soy un afortunado en este sentido. El trabajo es donde pasamos la mayor parte de las horas de nuestra vida, descontando las que pasamos durmiendo. Yo me levanto con ganas de ir a mi oficina y a mi laboratorio. Llámenme raro. Pero ya que tengo que pasar tanto tiempo en ese lugar, más que con la familia y los amigos, está claro que es mejor que lo disfrute tanto como pueda. Veo dos escuelas sobre el concepto del trabajo, en función de la tradición en la que te hayas criado: los que consideran que el trabajo es un castigo y los que lo consideran, por el contrario, una bendición. Yo me encuentro entre los segundos.

Creo que mi trabajo es útil a la sociedad. Las enfermedades que aquejan al ser humano no entienden de fines de semana, puentes ni acueductos, ni de esos extrañosdías de libre disposición.En estos mismos momentos, alguien recibe la noticia de que su madre tiene un principio de alzhéimer, a un chico de 30 años se le diagnostica un glioma y se le prevé una esperanza de vida de un año, y un padre se quedaclavadopor un infarto de miocardio. La sociedad espera de nosotros -los investigadores biomédicos- que demos respuestas a estos problemas. La solución de los mismos se retrasa por cada día que se pierde.

No veo razones objetivas para hacerlo. Si secundar una huelga me asegurase unas mejores condiciones laborales que dieran lugar a un avance económico y social para el país, yo sería el primero en hacerla. Sin embargo, hoy en día no parece esta la mejor forma de ayudar a la excelencia del territorio. Como dijoJohn Fitzgerald Kennedy,«no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país». Yo así lo intento hacer desde mi trinchera.

El mundo ha cambiado mucho desde los primeros movimientos obreros del siglo XIX. En nuestro medio, los trabajadores tenemos unas condiciones laborales que eran muy difíciles de concebir para nuestros padres, un sueño para nuestros abuelos y simplemente imposibles de imaginar para nuestros bisabuelos. La sociedad del bienestar no peligra si todos ponemos nuestro esfuerzo individual, si favorecemos y premiamos a aquellos que lo hacen bien y evitamos elcafé para todos.Le quiero dejar un mundo más justo a mi hijo, y esto solo lo conseguiremos si vamos de la mano todos los elementos que formamos la sociedad civil, sin que nadie se adjudique en solitario su representación. Buena huelga y mejor trabajo.