Tribuna

Contribución equitativa del sector financiero

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ALGIRDAS SEMETA
COMISARIO EUROPEO DE FISCALIDAD

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Corren tiempos difíciles. Turbulencias financieras y económicas agitan Europa. Los presupuestos de los países europeos están sometidos a presiones cada vez más intensas y las perspectivas de crecimiento son inciertas. Nuestras finanzas públicas y el modelo socioeconómico europeo están en peligro.

Es un hecho flagrante que el comportamiento arriesgado del sector financiero ha afectado a toda la economía. Los ciudadanos europeos han costeado con sus impuestos las enormes operaciones de rescate del sector financiero. Ahora este sector tiene que asumir la parte que le corresponde y contribuir más a las finanzas públicas. También ha llegado el momento de poner fin a los comportamientos imprudentes de los mercados. Estoy convencido de que, junto con la reforma de la regulación de los mercados financieros, los impuestos pueden ser un instrumento decisivo para responder a la crisis.

Por esa razón, la Comisión Europea ha propuesto unas normas comunes para gravar las transacciones financieras entre instituciones bancarias en los 27 estados miembros de la Unión Europea (UE). Ese impuesto sobre las transacciones financieras será una fuente indispensable de ingresos presupuestarios y pondrá freno a las operaciones temerarias. Gracias a nuestra propuesta podrían recaudarse un mínimo de 57.000 millones de euros cada año. Ese importe, canalizado en parte a través del presupuesto europeo, podría permitir a la UE cumplir los compromisos asumidos para resolver una serie de problemas mundiales, en particular el desarrollo y el cambio climático. Con su parte de estos ingresos, los países europeos podrán sanear sus finanzas públicas con menos dificultades e invertir en crecimiento y creación de empleo, que es, en definitiva, una de las cuestiones que más preocupa a los ciudadanos.

Algunos países europeos aplican ya un impuesto financiero. ¿Qué sentido tiene, entonces, tomar medidas a nivel de la UE? La situación económica actual solo tiene una salida: más Europa, no menos. Tenemos que preservar y desarrollar un mercado fuertemente integrado y no fragmentado. Si cada país determinara por su cuenta sus propios impuestos para los bancos, se crearía un estado de complejidad administrativa y desigualdad de trato. Esto es algo que no nos podemos permitir. La adopción de un impuesto sobre las transacciones financieras en la UE es solo un primer paso. Europa tiene que predicar con el ejemplo y defender unida ante sus socios del G-20 la introducción de un impuesto de estas características a nivel internacional. La respuesta debe tener una dimensión mundial, porque los problemas que plantean el desarrollo y el cambio climático nos amenazan a todos.

No podemos perder más tiempo. Nuestros ciudadanos reclaman resultados. Estoy totalmente convencido de que este impuesto puede responder a sus expectativas. El sector financiero tiene que contribuir de forma equitativa a las finanzas públicas y encauzar las transacciones financieras hacia la economía real. Con esta medida estaremos también en mejores condiciones de alcanzar más rápidamente los objetivos de la estrategia Europa 2020 de conseguir una prosperidad duradera para todos los europeos. La Comisión ha presentado su propuesta. Confiemos en que los estados miembros hagan lo que se espera de ellos.