Análisis

Solidaridad e inteligencia

JORDI ALBERICH

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La reciente denuncia deWarren Buffettdel modelo fiscal norteamericano ha representado la mayor nota de optimismo de estas vacaciones repletas de desaguisados, desde los sobresaltos continuos de los mercados financieros a la violencia extrema de Londres, con el insuperable colofón de una reforma exprés de nuestra Carta Magna.

En Francia, la reacción a la denuncia del multimillonario estadounidense no se ha hecho esperar, y 16 grandes fortunas se han sumado a su sensibilidad, proponiendo una contribución especial ante el déficit que amenaza a su país y a Europa. Ciertamente, resulta curioso que sean los propios «afectados» por un nuevo y muy razonable impuesto los que lo soliciten. Buena muestra de la debilidad de la política.

En cualquier caso, el gesto solidario de las grandes fortunas francesas resulta de una especial trascendencia, no tanto por la recaudación que pueda derivarse del aumento impositivo transitorio que se anuncia, como por lo simbólico de su posición en los momentos actuales, y porqué ha iniciado un debate que, confío, abarque a toda la Unión Europea. La posición de Buffettes especialmente interesante pues va al fondo de la cuestión. Y como persona muy inteligente que debe ser, lo hace de una manera muy simple, haciéndose una pregunta tan obvia como: ¿tiene un mínimo sentido común que mi tipo impositivo sea muy inferior al de mi secretaria?

En nuestro país, la situación no es tan distinta, pues la imposición fiscal de un heredero rentista puede ser la mitad de la de un directivo de nivel medio, por no hablar de aquellas grandes rentas de verdad no sujetas al impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Me pregunto si es este el capitalismo que queremos y si podemos seguir con ese continuo llamamiento de determinadas élites a las reformas, a la austeridad, a la ética, y al esfuerzo, a la vez que miran hacia otro lado cuando se habla de una fiscalidad equitativa. Lamentablemente, creo que todo seguirá igual y que el único cambio de esas élites será llamar a un mayor endurecimiento de las políticas de seguridad y orden público. Es decir, reformas, austeridad, lucha contra los excesos del Estado del bienestar, mayor dureza policial, y ni tocar la fiscalidad.

En su declaración, que está adquiriendo una buena acogida entre las élites empresariales de su país, las fortunas francesas dicen que se dejan llevar por un principio de solidaridad, lo que no está nada mal. Pero creo que en realidad, y muy especialmenteBuffett, se dejan llevar por la inteligencia. El capitalismo inteligente sabe de sus límites, y sabe que se están sobrepasando. Por eso empieza a reaccionar.