PROPUESTAS PARA FRENAR LA DESACELERACIÓN ECONÓMICA
Lagarde exige una inyección de capital en los bancos europeos
Puede que la idílica paz del valle de Jackson Hole (Wyoming) invite a mirar al futuro con optimismo, pero la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) no se dejó ayer influenciar por el entorno. Christine Lagarde aseguró que la economía global ha entrado en «una peligrosa nueva fase» e instó a las autoridades a ambos lados del Atlántico a actuar con decisión para frenar una recaída. Lagarde advirtió DE que «es urgente la recapitalización de los bancos» si se quiere evitar que la crisis de la deuda europea desate una recesión global.
La nueva gestora del FMI intervino en el foro organizado por la Reserva Federal de Kansas City, una conferencia que cada año reúne a banqueros centrales de todo el mundo. «Los acontecimientos de este verano indican que hemos entrado en una peligrosa fase», afirmó después del discurso del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. «Sigue habiendo un camino para la recuperación, pero ya no contamos con el lujo del tiempo». Su urgencia contrasta con la cautela exhibida hasta ahora por buena parte de las autoridades económicas a ambos lados del Atlántico.
EVITAR EL CONTAGIO / Con el fantasma de la deuda sobrevolando Europa, entregada a ajustes estructurales para enderezar sus finanzas, Lagarde reclamó una inyección de capital en los bancos del continente para que puedan hacer frente al peor de los escenarios. «Los bancos deben ser lo suficientemente fuertes para afrontar los riesgos de la deuda y el débil crecimiento. Esta es la clave para evitar un contagio», aseguró. A menos que se produzca una «sustanciosa recapitalización», advirtió, los problemas podrían extenderse a las mayores economías del continente o incluso desatar una crisis de liquidez. La mejor manera de hacerlo, a su juicio, sería haciendo obligatoria la recapitalización. «Buscando capital privado primero, pero usando fondos públicos si fuera necesario», añadió.
También hablaron ayer de la crisis de la deuda, los temblores de los mercados y el anémico crecimiento a ambas orillas del Atlántico el presidente de EEUU, Barack Obama, y la cancillera alemana, Angela Merkel. En una conversación telefónica, ambos se pusieron de acuerdo en coordinar sus esfuerzos, incluido a través del G-20, «para estimular el crecimiento y la creación de empleo», según un comunicado de la Casa Blanca.
TRICHET / Había muchas esperanzas puestas en la conferencia de Jackson Hole de este año, especialmente por parte de los mercados, hambrientos de más medidas de estímulo. Pero ni el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke, ni Trichet, su homólogo europeo, desenfundaron nuevas armas de expansión monetaria. Trichet no hizo en Wyoming ninguna mención a los eurobonos o a un nuevo paquete de compra de deuda soberana de alguno de los países en aprietos.
En su discurso, dedicado a las propuestas para un crecimiento a largo plazo, abogó por reformas estructurales en Europa, empezando por los mercados laboral y de servicios, a su juicio, «sobrerregulados».
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