Los modelos internacionales

Alemania pone límite a su déficit con una ley polémica y flexible

El desequilibrio entre ingresos y gastos se establece en el 0,35% del PIB

PAOLA ÁLVAREZ
BERLÍN

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Se vendió como un éxito sin precedentes, la salvación de la economía alemana del futuro, garantía para generaciones venideras y asunción de una responsabilidad olvidada. Pero el freno a la deuda que Alemania ancló en su ley fundamental en el 2009, y que debe servir de ejemplo al que España pretende diseñar ahora, tiene tantos detractores como admiradores. No en vano fueron necesarios varios años para su aprobación en el Parlamento, a la que solo se opuso el partido de La Izquierda.

MARGEN PARA LOS 'LÄNDER'/ La regla es aparentemente sencilla y se asienta sobre la idea de lograr que el balance de ingresos y gastos del Gobierno central y los regionales sea equilibrado y limitar la posibilidad de recurrir a créditos para que así sea. Se limita el nuevo endeudamiento anual al 0,35% del PIB en caso del Gobierno central, y alcanzar el endeudamiento cero en el caso de los regionales. El primero deberá cumplir estrictamente esta medida en el 2016, losländertendrán hasta el 2020 para acostumbrarse a elaborar presupuestos sin desequilibrios.

Un país que ha diseñado todos sus presupuestos generales desde los años 70 a base de créditos externos se enfrenta a un fuerte desafío que cuenta con tantos defensores como detractores. «Un freno a la deuda pública es muy útil para el país porque si los consumidores notan que su Gobierno ahorra pierden el miedo a futuras subidas de impuestos, ahorran menos en economía doméstica y consumen más. Y es una estrategia de márketing para un país que quiera atraer empresas extranjeras porque da imagen de fiabilidad», Así resume las ventajas el experto del Deutsche Bank Nicolaus Heinen.

Su admiración a la medida, teniendo en cuenta la institución a la que pertenece, se corresponde con la idea general de que el freno de deuda gusta entre conservadores y liberales y disgusta a la izquierda. Frente a los argumentos de Heinen están los de Michael Sommer, destacado dirigente sindical, que en su día tachó la medida de «sinsentido» aferrándose a la idea de los detractores de que el ahorro por el freno traerá recortes sociales y limitará el crecimiento económico del país. Heinen reconoce que el dilema entre la consolidación y el crecimiento existe, aunque para él no hay duda: «El consumo interno y las pymes siempre han sido un pilar fuerte y la nueva ley lo refuerza», asegura.

LA TRAMPA LEGAL/ Para los que coinciden con Heinen, la ley tiene solo un punto débil, las excepciones que hacen que los detractores la tachen de farsa. En la Ley Fundamental ha quedado registrado que «en caso de catástrofes naturales o situaciones extraordinarias que pudieran limitar el poder del Estado y afectar considerablemente la situación financiera del país» podría votarse en el Parlamento un levantamiento del techo de deuda que sería compensado con un plan de amortización.

La lectura que la mayoría de expertos hace de este párrafo poco concreto es que en él podrían incluirse situaciones como crisis económicas mundiales y incluso situaciones de peligro de recesión. No tan vinculante pues. Una vez más se hicieron a la vez la ley y la trampa, también en Alemania.