Las turbulencias financieras

Trichet hunde la bolsa con su tibieza

PABLO ALLENDESALAZAR / MADRID
MAX JIMÉNEZ BOTÍAS / BARCELONA

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Para los inversores, no hay nada peor que dar por sentada una buena noticia y que esta no se produzca. Y eso es justo lo que sucedió ayer. Confiaban en que el Banco Central Europeo (BCE) comenzara a comprar deuda española e italiana para contrarrestar el miedo y los ataques del mercado. Pero la institución hizo oídos sordos a este deseo, con lo que desencadenó otra sesión de pánico.

Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, dio a medio día la impresión de que había decidido tomar la iniciativa. «Nunca he dicho que [el programa de compra de deuda] estuviera desactivado. No me sorprendería que incluso se note algo en los mercados antes del final de esta rueda de prensa», afirmó tras la reunión en que el organismo decidió dejar los tipos en el 1,5% y reinstaurar una línea de liquidez ilimitada para la banca de seis meses.

Acertó Trichet, pero no en el sentido que se pensaba. El BCE compró títulos de dos países ya rescatados, Irlanda y Portugal, pero no de España e Italia. Probablemente pensaba que con esta intervención podría tirar a la baja todas las primas de riesgo del euro con un desembolso menor, ya que los mercados de deuda español e italiano son mucho más grandes, y por tanto las operaciones tienen que ser mayores para tener algún efecto.

Pero el mercado no está para sutilezas. La decepción de los inversores disparó de nuevo la prima de riesgo -diferencia de rentabilidad entre el bono español a 10 años y el alemán de referencia en la compraventa entre inversores, indicador del riesgo de impago a ojos del mercado- hasta los 401 puntos básicos, aunque finalmente bajó hasta los 398 puntos básicos.

Pero también la prima de riesgo italiana y francesa llegaron a niveles inhabituales. Por no decir que las bolsas fueron pasto de los nervios y se hundieron. No ayudó tampoco que Trichet avanzara que los datos apuntan a una desaceleración en el ritmo de crecimiento económico. El Ibex 35 se desplomó casi un 4%, la caída más abultada en 14 meses. El resto de parquets europeos perdieron alrededor del 3% y la bolsa italiana un 5,16%. Pero también Wall Street se contagió. Las pérdidas (-4,31%) fueron más abultadas que en Europa.

CUMPLIR OBJETIVOS/ «El fondo del mercado es muy negativo y no creo que vaya a cambiar de un día para otro, hasta que no se vea que se cumplen los objetivos de reducción de déficit de los países del euro», comentó Covadonga Fernández, analista de Selftrade Bank. Los expertos consideran que quedan importantes pasos por dar en relación con el rescate de Grecia y el desarrollo de los instrumentos creados para mantener la estabilidad.

«Sería importante dotar al Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF) con el volumen de fondos que requiere», destacó Fernández. En teoría ese fondo está dotado con 440.000 millones de euros pero en la práctica se reducen a unos 250.000. El que será su sucesor en el 2013, y que eleva la cifra a 500.000 millones, no tiene la envergadura suficiente como para garantizar la estabilidad del euro. En esta idea incidió el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en una carta remitida a los presidentes de los Ejecutivos europeos.

Con todo esto, el éxito inicial de la subasta del Tesoro de ayer -en la que se consiguieron colocar casi el máximo de lo previsto: 3.300 millones en bonos a 3 años y obligaciones a 3,5 años, aunque a tipos algo más elevados que en licitaciones anteriores- solo sirvió para calmar los ánimos momentáneamente. Pues Trichet vino a pasar a los Gobiernos de la eurozona la responsabilidad de salvar la moneda única. Les instó, así, a adoptar nuevas medidas para reducir el déficit y a desarrollar «rápida y totalmente» los acuerdos de la cumbre del pasado 21 de julio en los que se pactó el segundo paquete de ayudas de Grecia y la ampliación del fondo de rescate para que pueda comprar deuda pública.