La reacción de España

El Gobierno acusa a Alemania de provocar la crisis del euro

Elena Salgado interviene en el encuentro de directivos en Girona, ayer.

Elena Salgado interviene en el encuentro de directivos en Girona, ayer.

P. ALLENDESALAZAR / MADRID
A. SALA / GIRONA

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La crisis de la deuda ha dejado al descubierto algo más que los problemas de gobernanza de la zona euro. Las tensiones entre los países miembros son cada vez más evidentes, y el Gobierno no duda ya en señalar públicamente al culpable de la actual situación. La raíz del problema, a su juicio, es la propuesta de que los acreedores privados asuman parte del coste de los rescates de países a partir del 2013.

«Hay que evitar las declaraciones extemporáneas», defendió ayer Elena Salgado, vicepresidenta económica. No mencionó a Alemania, principal impulsora de esta medida, pero no hizo falta. Como señaló su número dos, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, el Ejecutivo entiende que la «fuente fundamental de las turbulencias» es la cumbre de octubre en que la cancillera Angela Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, decidieron que los acreedores tendrían que cobrar menos de lo que les adeudan los estados en caso de rescate.

Para Salgado, las «intensas turbulencias financieras» responden a la «incertidumbre» que ha generado en los inversores esta decisión. Por ello, se felicitó de que los ministros europeos de Finanzas pactaran el fin de semana pasado que la participación del sector privado en los rescates será «solo en casos muy excepcionales». Una opción que, precisamente, defendieron el Banco Central Europeo (BCE) y España.

PROBLEMA COMÚN / En la inauguración de la Tercera Trobada de Directius organizada por la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) y la Fundació Príncep de Girona, la vicepresidenta recetó veladamente a Merkel «fortalecer el discurso europeo». Es necesario, defendió, porque los mercados no atacan solo a países concretos, sino al euro. «No solo Grecia, Irlanda y Portugal, sino España, Italia y, en menor medida, Bélgica están sometidos a una fuerte presión», advirtió.

Salgado también achacó los problemas a la «avaricia de los especuladores a corto». Para combatirla, abogó por «seguir con la política de austeridad y reformas, así como con los esfuerzos para ser más transparentes en los ámbitos en los que los inversores plantean más dudas». En este punto, realizó un llamamiento al «comportamiento responsable» de los partidos, «especialmente del Partido Popular, que debe aportar más a generar confianza».

OBJETIVO PRIORITARIO / La vicepresidenta mantuvo que el Gobierno cumplirá «de manera estricta y en plazo» el compromiso de reducir el déficit al 6% el 2011, pese a que la Comisión Europea estima que se situará en el 6,4%. Incluso si la economía creciese menos de lo previsto por el Ejecutivo, planteó Campa en el Congreso, la desviación sería de unas «perfectamente manejables» décimas.

Salgado puso distancia con la crisis irlandesa. Las fusiones de cajas, recordó, han precisado 10.500 millones de euros en ayudas, una cantidad equivalente al 1,1% del Producto Interior Bruto (PIB) a devolver a cinco años con un interés del 7,75%. En Irlanda, contrapuso, el Estado ha destinado una cantidad equivalente al 20% del PIB a la banca.

Campa también se refirió a la petición formulada por líderes socialistas como el ex presidente Felipe González o el portavoz parlamentario José Antonio Alonso de que el BCE compre deuda española y portuguesa. El banco central, defendió, es «independiente» y «hará lo que crea que es mejor para el euro y la estabilidad financiera».