reforma del sistema financiero internacional

Santander y BBVA estarán entre los bancos a los que no se dejará caer

ROSA MÁRIA SÁNCHEZ / Seúl

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¿Son el Santander y el BBVA entidades tan grandes como para pensar que si caen arrastrarán con ellas un buen pedazo del sistema financiero internacional? La vicepresidenta económica, Elena Salgado, opinó ayer que sí, que «dada la dimensión» de estas entidades «parece razonable esperar» que puedan ser incluidas en la lista de las llamadas entidades sistémicas. Se trata de un grupo formado por una veintena de bancos a las que el Foro de Estabilidad Financiera (FSB) aplicará mayores exigencias de capital por el riesgo supranacional que comportan. Es decir, por cada crédito que concedan deberán guardar en la caja más dinero que otras entidades financieras.

A cambio, las llamadas entidadestoo big to fail(demasiado grandes para quebrar) tendrán la red de seguridad permanente de los poderes públicos para evitar su caída. Salgado ofreció una rueda de prensa en Seúl para explicar los avances en los trabajos de la cumbre de líderes del G-20 que hoy finaliza en la capital coreana con la guerra de las divisas que enfrenta a Estados Unidos y China como telón de fondo.

La ministra se refirió a los avances promovidos por el grupo para fortalecer las llamadas entidades sistémicas y al ser preguntada por los criterios para definir qué bancos podrán ser considerados como tales y si el Santander y el BBVA serán incluídas en esa lista, dijo que será el FSB el que «hará la definición y elaborará la relación». En todo caso, opinó que dada la importancia de las dos entidades españolas, parecería razonable su inclusión en esa lista.

COORDINACIÓN / El FSB es un organismo internacional que coordina la regulación financiera de los países del G-20 y en el que están presentes los bancos centrales de los países, los gobiernos, los reguladores de los mercados y algunas entidades privadas. En representación de España, están el Banco de España y el ministerio de Economía.

Las entidadestoo big to failtendrán que cumplir unos requisitos más duros de solvencia que el resto. Eso va en su contra porque les restará margen para hacer negocio o generar ganancias. A cambio, podrán beneficiarse de una financiación más barata: si los mercados financieros saben que esas entidades no van a quebrar, tendrán menos problemas en prestarles dinero.

Por ello, algunos negociadores del FSB no son partidarios de publicar la lista de entidades. Sin embargo, Salgado se refirió a ella con total naturalidad. Según el diarioFinancial Times, las nuevas exigencias de capital podrían afectar, además, a cinco bancos estadounidenses (Citigroup, Bank of America, JP Morgan Chase, Goldman Sachs y Morgan Stanley), cuatro británicos (HSBC, Royal Bank of Scotland, Barclays y Standard Chartered), dos suizos (UBS y Credit Suisse), dos franceses (BNP Paribas y Société Générale), dos italianos (Banca Intesa y UniCredit), al alemán Deutsche Bank y al canadiense Royal Bank of Canada.

BANCA EN LA SOMBRA / La exigencia de una regulación más exigente para las entidades financieras en general, y en particular para los bancos demasiado grandes y para la llamada banca en la sombra (concepto que hace referencia a las sofisticadas prácticas y productos financieros que dieron origen a la crisis mundial y que no estaban supervisados adecuadamente), forma parte de los trabajos que se autoimpuso el G-20 desde su primera reunión en Washington en el 2008.

En Seúl, los líderes de los principales países del mundo adoptarán la nueva regulación para reforzar la solvencia del sector financiero, conocida como Basilea III. Este es precisamente uno de los grandes logros de la cumbre. El impulso de los líderes políticos y el mandato emitido en la cumbre de Londres (en el 2009) han sido determinantes para que el FSB haya terminado los trabajos de Basilea III en poco más de un año (Basilea II necesitó más de diez). Las entidades financieras tendrán hasta el 2019 para adaptarse a los nuevos requisitos.

ASUNTOS PENDIENTES / Queda por ultimar la regulación de las entidades sistémicas y de los derivados. Tampoco se ha avanzado en la creación de una tasa a la banca -para que sea ella, y no los contribuyentes, la que asuma los gastos de futuros rescates- ni en el diseño de una tasa sobre las transacciones financieras internacionales, como han pedido oenegés de 41 países. Estas cuestiones quedan abiertas para la presidencia francesa del grupo, que tomará el relevo a la de Seúl el viernes.