Despedida de un referente sindical

'Jubilación' traumática

Camacho se alejó de CCOO tras perder la presidencia en un agitado congreso en 1996

ANTONI FUENTES / Barcelona
MERCEDES JANSA / Madrid

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El Palacio de Congresos de la Castellana de Madrid sufrió una fuerte sacudida el día en el que CCOOjubilóa Marcelino Camacho (1918, Osma-La Rasa, Soria). Después de varios años en los que se gestó una traumática fractura entre el sindicato y el PCE, la tensión estalló el 18 de enero de 1996 y tuvo al fundador de CCOO como principal víctima. Camacho perdió la votación para reelegirlo como presidente de la central al optar la mayoría de delegados del congreso por la independencia política que defendía Antonio Gutiérrez.

Los 571 delegados que votaron en contra -frente a 366 que apoyaron a Camacho- lo hicieron con el corazón partido y un clima de alta tensión. El alma de CCOO acaparaba, como siempre, la atención en los pasillos del congreso, acompañado de su inseparable compañera, Josefina Samper, y del líder del sector crítico del sindicato, Agustín Moreno.

«Es un muchacho excelente, es nuestro presidente y siempre lo será», fue el lema más coreado por los críticos en el homenaje que tributaron a Camacho en su 78º cumpleaños, el día de su amarga derrota y el de la ruptura con Antonio Gutiérrez, su discípulo aventajado que le sucedió como secretario general en 1987. Un mes después de perder la presidencia, Camacho decía taxativo:«Antonio Gutiérrez se ha hecho anticomunista».

El viejo líder no perdió la vinculación con CCOO -conservaba el carnet número 1-, aunque empezó a llevar una vida discreta y austera junto a su mujer. Se dedicó a escribir -publicó sus memorias en 1990 con el títuloConfieso que he luchado-, a dar conferencias y a ser un referente comunista.

Firmeza

«Ni nos doblaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar». Marcelino Camacho pronunció estas palabras, que representan el lema de su vida, cuando salió en 1976 de la madrileña prisión de Carabanchel, donde había pasado nueve años encarcelado por su actividad sindical durante la dictadura franquista, tras ser condenado en lo que se conoció comoproceso 1001, que juzgó a la plana mayor de los fundadores de CCOO.

Enfatizó esas mismas palabras en el 2007 durante el homenaje que recibió del mundo político y sindical, al que asistió el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y que fue la última de sus apariciones públicas.